CAPÍTULO 26

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(The Orion Experience — Cult of Dionysus)

CAPÍTULO VEINTISÉIS | NUESTRA.

ADRIK FREY.

No sé si de tantas drogas quedé sumergido en mi imaginación y ahora estoy evocando a Vera acostada conmigo y si lo estoy, no quiero despertar nunca de la alucinación, quiero quedarme aquí para siempre. Por lo que sigo admirando detalladamente a la hermosa mujer que duerme plácidamente sobre mi pecho mientras el suyo sube y baja de manera acompasada.

Tengo el miedo latiendo junto con mi corazón de que en algún momento desaparezca como en ocasiones anteriores.

No quiero perderla de nuevo.

Reparo su pecoso rostro y cada parte que posee, embelesándome como el idiota que soy cuando estoy con Vera Yarovtov, las pestañas rizadas tan largas que le tocan los pómulos, las mejillas sonrojadas por el sexo que hemos tenido, las espesas y definidas cejas, los labios por los cuales soy capaz de matar a cualquiera y en los que deseo fundirme por el resto de mi vida.

Por años deseé volverla a tener así y ahora que está aquí, conmigo de nuevo, me doy cuenta que realmente estaba viviendo por vivir y que mi vida se acaba de reiniciar con ella.

La pregunta de qué si la perdonaré o no, es innecesaria porque mientras estemos vivos yo doy lo que sea hasta lo que no tengo por estar a su lado.

Jodida dependencia que tengo con Amelyk.

Si me pide volver seis veces, ocho veces le digo que sí, porque la amo y es el amor de mi vida desde que tengo uso de razón, desde que la vi por primera vez corriendo por el jardín de su casa y se cayó, raspándose las rodillas, recuerdo vívidamente correr hasta donde estaba y la ayudé a levantarse.

¿Me prometes que no le dices a mi papá? —Adrik de 7 años levanta su meñique a la Amelyk de 5 años.

Lo mira extrañada y él ríe.

—Es una pinky promesa.

—¿Qué es? —pregunta ella curiosa.

—Es una promesa que jamás se puede romper, por nada del mundo y el que lo incumpla debe cortarse el meñique —lo mira horrorizada.

—No quiero quedarme sin meñique —se cruza de brazos.

En ese momento el pensó que era la niña más hermosa de todas y que sus pecas parecían chispas de chocolate.

—Entonces no debes romper tu promesa.

—No la voy a romper —ambos unen sus meñiques y el no lo pensó dos veces y le robó un beso haciendo que se ruborizara como un tomate.

Tal vez me esté equivocando, tal vez no deba volver, tal vez volví a entregarme demasiado rápido y...

—Hola, amor —su voz sale adormitada—. ¿Qué hora es? —envuelve mi cuello con sus manos.

—Son las 3 de la tarde.

—Joder, ¿a qué hora nos dormimos? —se incorpora haciéndose un moño descuidado.

—Será a que hora dejamos de coger —me manotea haciéndome reír.

—No seas vulgar.

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⏰ Última actualización: Aug 07 ⏰

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Tríada Oscura ©, +21 (Pactos de silencio) Tomo II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora