CAPÍTULO 13

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"Desde que no estás la soledad me abraza cada noche y el silencio a veces me grita más fuerte que cualquier palabra"

Un mes después...

CAPÍTULO TRECE | Querer no es lo mismo que amar.

RYAN FREY.

—¿Qué esperas qué haga? No voy a quedarme de brazos cruzados —doy una larga calada al puro.

—Nada Ry, no tienes que hacer nada. Somos adultos, no hay porque intervenir.

Su falsa calma me exaspera tanto.

—¿Tenías que engañarlo de esa manera? —pregunto y se encoge de hombros.

—Es el hombre que me gusta, ¿por qué están difícil de entender?  —bufo y vuelvo a darle una calada al puro para dejarlo en el cenicero.

—A mi me vale mierda que hagas con tu puta vida, pero ¿cómo puedes enamorarte de alguien que su corazón le pertenece a una muerta? Es fácil competir contra una persona viva, ¿pero contra un fantasma? ¿Cómo le harás para superar su sombra? —los ojos le brillan por las lágrimas que se niega a soltar.

No sé a quien le duele más lo que acabo de decir, sin embargo, ninguno de los dos baja la cara ante el otro. Es una terca de mierda, pero yo soy sincero y si no le gusta que se largue.

—Sé que poco a poco puedo ganarme su cariño —río con total burla hacia sus palabras—. ¿Qué, no me crees capaz de enamorarlo? —enarca una ceja con prepotencia.

—El corazón de Adrik Frey le pertenece única y exclusivamente a Vera Yarovtov. ¿No te has dado cuenta que en dos años y tres meses aún no la ha superado? —me levanto y camino hasta ella para acercarme y apoyar las manos en los posa brazos de su silla—. Mete en tu cabeza que él nunca será capaz de amarte, ni a ti ni a nadie.

Limpia una lágrima rebelde que sale de uno de sus ojos y el iris azul se le oscurece totalmente. Se acerca a mi con el mentón en alto mostrando la falsa fortaleza que aparenta, pero a mí nunca me ha engañado.

—¿Por qué volviste? —pregunto de pronto.

—Quería saber como estabas.

—¿Yo o el castaño? —increpo y ríe.

—Se que puedo lograr que Adrik se enamore de mí —su terquedad me frustra.

—Te va a volver mierda, pero bueno, cada quien se mata de la forma que más le gusta.

—Ry —remoja sus labios, mientras los orbes azules intentan hipnotizarme—. ¿Alguna vez me llegaste a amar?

Sujeto su mentón y meto mi pulgar en su boca haciendo que lo chupe.

—No. Nunca te he amado —yo mentiroso no soy.

Un jadeo de impresión escapa de ella.

—Ryan, pero yo...

—Sé que creaste muchas escenas e ideas en tu enferma cabecita psicopata, pero entiende —termino de acortar el espacio y nuestros labios rozan al hablar—. A los únicos ojos a los que yo me someto son verdes y esos ya no están.

—Soy consiente de que no puedo someterte, pero déjame probarte de nuevo —pasa la lengua por mis labios, provocándome—. Por favor, te extraño.

—No. O es Adrik o soy yo, pero a los dos nadie nos vuelve a tener al mismo tiempo en una relación —aclaro y me alejo de ella.

—Está bien, como digas —se levanta y alisa su falda para caminar hasta la puerta—. Nos vemos luego, primito.

—Ya lárgate, Mikka.

Tríada Oscura ©, +21 (Pactos de silencio) Tomo II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora