CAPITULO 10 - INOCENCIA ROTA

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                  ⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

ESTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS EXPLICITAS DE TORTURA, VI0LAC0N, VIOLENCIA EXPLICITA Y PROBLEMAS PSICOLÓGICOS. SI ERES SENSIBLE A ESTOS TEMAS TE RECOMIENDO NO LEER. SI ERES MENOR DE EDAD NO LEER O LEER BAJO TU RESPONSABILIDAD. SOLO MAYORES DE +18.


– Disculpe Alteza, la profesora no vendrá.

– ¿ Cómo?

– Está detenida por robo y agredir físicamente al principe Joseph. Será enjuiciada y sentenciada según el veredicto del Rey.

Para el príncipe... Su entorno desapareció, dando paso a sus abrumadores pensamientos.

¿E-enjuiciada?

¿Sentenciada?

¿Agresión?

¿M-mi maestra?

N-no, no puede...

– Alteza, si me permite, le haré unas preguntas a su mayordomo y su mucama.

–No.

–Disculpe Alteza?

– No vas hacer ningunas preguntas y quiero que salgas de aquí.

– Lo lamento Príncipe, no puedo hacer eso. Es parte del protocolo de investigación.

El niño comenzó a alterarse.

–¡Fuera! ¡No vas hacer preguntas!– el llanto comenzó a emanar y sus nervios a alterar.

– Alteza, está bien– dijo su mucama para tranquilizarlo, pero no fue suficiente.

–¡No! No me calmo, quiero saber en dónde está mi maestra ilsy, ¡Dime en dónde está!

El soldado observó el estado alterado del pequeño principe, no sabía que esa noticia lo pusiera tan mal hasta el punto de ponerse a gritar y llorar. Dudó en decirle, no sabía que tan correcto sería decirle o si él debía enterarse.

El niño se acercó amenazante hacia aquel soldado y le gritó tomándolo del brazo.

–¡Te ordenó que me digas dónde está mi maestra ilsy!

El soldado estaba más que sorprendido por la reacción del principe. Su arranque de nervios y berrinche era algo que nunca había demostrado el niño. Decidió ceder a su orden.

–Esta encerrada en los calabozos del sótano principe, Pero-

El niño ya no escuchó más, pues salió corriendo por las otras puertas que se encontraban tras ellos.

Corría por los pasillos, esquivando la servidumbre y soldados. Llegó a la puerta que daba a las escaleras del calabozo y la empujó con fuerza, bajando sin cuidado aquellas escaleras de concreto.

Corrió sobre un pasillo recto y giró a la izquierda. Pero al girar, observó un conjunto de soldados reunidos ahí.

Corrió aún más rápido llegando hasta donde ellos, Pero le impidieron el paso, cruzando sus lanzas.

–¿ Que hacen? ¡Déjenme pasar!– gritó el príncipe bastante agitado.

Una voz que bien conocía se escuchó tras ellos.

– Alteza! ¿Por qué está aquí?– preguntó el consejero real de su padre.

–¿ Que sucede? ¿Por qué encerraron a mi maestra?– Preguntó el niño bastante agitado– Sueltenla! Ella no ha hecho nada malo.

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