CAPITULO 17 - ESPEJO

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Era tarde, acababa de despertar de aquel sueño intenso. Lo sintió tan real, que varias sensaciones inexplicables aún las sentía. Y lo peor de todo, es que después de despertar, sintió un vacío en el pecho.

Faltaban al menos unas cuantas horas para que aquel hombre llegara.

Tranquilízate! Tranquilo...- se dijo así mismo mientras suspiraba.

Exhalaba fuertemente el aire con sus ojos cerrados. Estaba un poco sudado, tal vez por el calor que aquel hombre le provocó en el sueño.

Estiró su brazo para tomar la copa de agua y beber de ella, empinadose todo su contenido. No sabía de dónde era el agua, sí de algún manantial o río, Pero siempre estaba fresca. Tragó cerrando sus ojos, disfrutando la bebida. Luego, atrajo a su regazo el cuenco de comida, está vez para su sorpresa, había carné y verduras. La sorpresa fue un poema en su rostro, pues inmediatamente tomó el trozo de carne para devorarlo sin duda.

No sabía de qué era, Pero parecía ser ternera o tal vez venado.

Indudablemente estaba delicioso, y las verduras estaba excelentes, pues estaban bañadas en algún tipo de salsa. Comenzó a comer con unos cubiertos que se hallaban ahí, devorando la comida tan deliciosa que tal vez se quedó con un poco de hambre.

Sonrió, pues más allá de que Enserio quería más comida, era una luz verde para saber que comenzaba a retomar su apetito. Y con ello, la recompensa prometida sí comía bien.

Una vez terminado su plato, se quedó pensando en su futuro premio.

¿Por qué él querría recompensarle?

Enserio, ¿Por qué?. No había razón para hacerlo, ese hombre era un ermitaño, amargado y solitario. ¿Qué le impulsaba a ser benevolente y un poco espléndido con él?

Desde hace varios días, Taehyung había tenido ciertas acciones contrarias a cómo normalmente era. Pasó de ser frío y un poco violento, a ser frío y un poco accesible. Incluso, le había dado carne, algo muy extrañó.

También se había preocupado por su estado de salud, prometiendole una recompensa a cambió de alimentarse adecuadamente. Y por último pero no menos importante, le había llevado cargando hacia una habitación que tenía un pequeño balcón, para que observarse la luna de mejor manera.

Lo hace por que... ¿Es lo que creo que es?

Inevitablemente su pecho comenzó a bombear un poco más rápido de lo normal. Se llevó su mano a su pecho, sintiendo los latidos en su palma.

Una emoción comenzó a nacer en él. Tal vez lo estaba exagerando, Pero una sonrisa amenazaba con dibujarse en su rostro.

Se quedó unos momentos viendo a la nada, contemplando sus recuerdos con emoción, sobre todo, aquella noche que el hombre le llevó cargando.

Se preguntaba fervientemente sí el hombre lo comenzaba a notar de esa manera específica, tal como él lo hacía.

Pero entonces, sin querer, volteo a un lado en su cama, notando el tarro de jade.

El ungüento.

Sin previo aviso, una profunda vergüenza lo invadió, sintiéndose ridículo por insinuar algo como Eso. Bajó su mirada con pena y apretó sus labios, recordando la razón por la que el hombre le había dado aquella medicina, llegando a la respuesta del por qué de sus acciones hacía él.

Por lastima.

Llevó la punta de sus dedos a la costra de sus labios, con vergüenza.

El hombre lo había estrangulado, abofeteado e insultado. Incluso, lo vió con asco. Tal vez, sus atenciones sólo fueron impulsadas por cierto remordimiento de lastima. Y es qué, era lógico. Un joven que había Sido principe, que perdió a toda su familia, título, riqueza, dignidad y honor, abofeteado, humillado y golpeado, claro que daba una pena enorme. Sí él hubiera conocido una persona que estuviera pasando por lo mismo, le tendría compasión.

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