14 de noviembre, 1002
Asterin
El sol hoy había decidido salir completamente, y los rayos pegaban fuerte en el patio de entrenamiento. Todos nos refugiábamos bajo alguna sombra mientras esperábamos que iniciara el entrenamiento.
Matthew y mi mejor amiga se encontraban conmigo bajo el cobijo de un árbol grande, intentando escapar del calor sofocante. Observé a los demás estudiantes, algunos buscando refugio similar, otros ajustándose sus ropas para prepararse para la sesión que se avecinaba.
—¿Quién pensó que entrenar a esta hora era una buena idea? —se queja Danny, abanicándose con su mano.
—Bueno, al menos es una buena manera de estar en forma —respondo, tratando de mantener el ánimo en alto. Pero me siento pésimo al pensar que debemos entrenar.
Matthew sonríe y se encoge de hombros.
—Podría ser peor. Al menos no estamos en medio de una tormenta.
Por mi lado, estaba vestida con una blusa sin mangas, pantalones no tan ajustados, vendas en los codos y rodillas y guantes de cuero en las manos, al igual que los demás. Todo era de colores neutros. Nada brillante. Eso era hasta que vi a Stella y a su grupito bajar. Ella era la única con tonos diferentes y estaba segura de que no sería sancionada por incumplir las normas del reglamento.
Las cuales solo había leído dos veces, y fueron suficientes para darme cuenta de que estaba incumpliendo una.
Stella llevaba una camiseta de color azul vibrante y pantalones cortos que contrastaban drásticamente con la ropa desgastada y apagada de los demás. Sus seguidores también lucían prendas más vistosas que las nuestras, aunque no tan llamativas como las de ella. Observé cómo se movía con una confianza casi desafiante, sabiendo que las reglas no parecían aplicarse a ella de la misma manera.
—Mira eso —murmura Danny a mi lado, con una mezcla de admiración y resentimiento en su voz—. Siempre tiene que llamar la atención.
Matthew frunce el ceño, claramente molesto.
—Es injusto. Si cualquiera de nosotros hiciera eso, ya estaríamos castigados.
No sé desde que momento empezamos a odiarnos mutuamente, pero desde que nos conocimos pareció que no nos llevaríamos bien.
—Sí, bueno, supongo que ser la favorita de los instructores tiene sus ventajas —respondo con un suspiro, intentando no dejarme llevar por la frustración.
El silbato agudo del instructor Jacob nos interrumpe, llamándonos a formar filas desordenadas en el centro del patio. Me enderezo y me concentro en la tarea en cuestión, dejando a un lado mis pensamientos sobre Stella y sus privilegios.
—oy Jacob para los que no me conocen. ¡Y seré su instructor durante todo este proceso!
Una leve descarga me recorre al escuchar su voz fuerte y autoritaria. No será fácil.
—¡Bien, chicos! Hoy trabajaremos en resistencia y trabajo en equipo —anuncia el instructor, mirando a cada uno de nosotros.
Los murmullos de protesta son inevitables, pero todos sabemos que no hay escapatoria. El entrenamiento ahora será una parte esencial de nuestra rutina, aunque en este momento parezca una tortura bajo el sol implacable.
Mientras el instructor nos explica los ejercicios del día, mis pensamientos vuelven a Kyle y a la conversación con Josh. Me esfuerzo por concentrarme en el presente, pero la curiosidad y la inquietud siguen rondando en mi mente.
—¡Asterin! —la voz del instructor me saca de mi ensimismamiento—. ¿Estás lista?
Ja, ¿que si estoy lista? Pues claro que no, pero no demostraré que seré la primera en tocar el suelo en los combates.
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Un cielo sin constelaciones (+18)
Science FictionJinetes Misterios Verdades dolorosas y mentiras blancas, como algunos la llaman. Asterin Elliot es una chica tranquila y un tanto perezosa, pero sobre todo exploradora. Nunca puede mantener la boca cerrada y menos en momentos en que la curiosidad es...