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Leah's pov:
Iba a entrar en mi habitación, cuando el brazo de Peter me frenó.
—Oye, Leah. —me llamó, haciendo que me girase a observarlo-Y-Yo no quiero que este viaje se acabe y-y me apetece hacer algo divertido que no sea del itinerario ni esté planeado ni incluye al señor Harrington. -dijo, y hablando muy rápido pero aun así le entendí.
—Ahm.. -murmuré nerviosa.
Joder Leah, responde.
Me está mirando.
Me está preguntando.
—¿Te apuntas..? —me preguntó, tan nervioso como yo. Y eso que era difícil que alguien me pusiese nerviosa pero él lo conseguía.
—Sí, claro. —dije finalmente.
—Vale, nos vemos fuera en 10 minutos.
—5 minutos.
—Pues en 5 minutos.
—Hasta ahora.
—Chao.
Entré en mi habitación y sonreí embobada. Solo me faltaba dar saltos y ponerme a escalar paredes, cosa que podía hacer. Pero ahora llegaba lo peor, tenía que elegir que ponerme, ya que no nos habíamos quitado el traje negro pero si la máscara.
Miré mi maleta en busca de algo que me sirviese para la ocasión. Siempre pedía ayuda a Peter en estos casos, pero ahora era impensable. Conociendo a Peter, él llevaría chándal o unos vaqueros, así que me puse una de las camisetas de manga corta roja y blanca, por qué el siempre decía que esos colores me favorecían y unos pantalones vaqueros. No iba muy arreglada, pero me parecía suficiente.
Bajé hasta el vestíbulo y él ya me estaba esperando allí.
—¿A dónde quieres ir? —me preguntó y sólo me encogí de hombros.
-No sé. A cualquier sitio, todavía no hemos tenido tiempo de ver Praga.
-Pues vamos a dar un paseo por aquí.
En cuanto salimos del hotel, note como la fría brisa me rozaba la piel descubierta. No me había traído chaqueta, con los nervios y las prisas, ni siquiera lo había pensado.
Genial Leah, ahora a pasar frío.
Me crucé de brazos mientras caminábamos, en un intento de calentarme. Peter, que me miraba de vez en cuando, no pasó desapercibido el gesto y paró de caminar.
-Toma. -dijo, no entendía lo que se refería hasta que vi que se quitaba su chaqueta.
-Te vas a congelar, Pet. -dije con una leve risa.
-Prefiero congelarme yo antes que tú. -me respondió en el mismo tono, ofreciéndome su chaqueta gris.
Le sonreí levemente y la cogí, poniéndomela. Me quedaba un poco larga, sobre todo de las mangas, pero no me importó, ya que así tendría más calor.
