||FOURTY-THREE||

56 4 0
                                    




Leah's pov:

Caímos en picado por todo el edificio, suerte que estaríamos en la quinta planta, ya que solo rebotamos contra un par de paredes. Caí encima de Peter, en lo que otra situación hubiese sido muy incómodo, no tardé en levantarme, mientras me agarraba las costillas del impacto.

Entonces empecé a escuchar una voz a mí alrededor, y varios drones que nos acorralaban.

—Vaya vaya, chicos. Creía que éramos amigos. Furia si que tenía que morir, pero vosotros no. —exclamó como si tuviese pena de nuestro destino.

—¡COBARDE, DEJA DE ESCONDERTE DETRÁS DE ESOS TRASTOS! —grité, al mismo tiempo que más drones se acercaban y nos apuntaban.

De repente, mi alrededor se sumió en negro, ni siquiera veía a Peter. Y mi traje ya no era negro, volvía a ser el rojo y azul original. Miré a mí alrededor: taquillas y puertas. Estaba en mi instituto, en Midtown. Un humo verde se deslizaba por el suelo mientras Mysterio caminaba hacia nosotros.

No, aquello era falso.

Traté de lanzar telarañas, pero al parecer no tenía.

¿Por qué siempre se me acaban en los peores momentos?

¿O era parte de la ilusión?

Estaba jugando con mi mente.

—Me dijiste que eras solo una cría, y encima, estabas decepcionada de que tú chico no hubiese venido a por tí, y que le gustase otra chica. —comenzó a manipularme y traté de soltarle un puñetazo en toda regla, pero golpeé a la pared. Era otro de sus hologramas. Otro de sus jueguitos.

De repente, estaba en la Torre Eiffel. No veía el suelo, sólo humo verde. Y en frente, a Peter, también con el mismo traje. Entonces sentí como un brazo me rodeaba el cuello y me apretaba, ahogándome. Traté de defenderme, pero era imposible.

—¡PETER! —grité, fue lo único que salió de mi boca.

—¡Esto no es real! —exclamó, corriendo hacía mi. Pero Mysterio me soltó, y durante unos segundos ví el suelo gris de la realidad.

Peter tenía razón, tenía que centrarme en que aquello era todo una ilusión y no dejarme llevar por lo que me mostraba.

Traté de levantarme otra vez, notaba un dolor punzante en mis costillas y sería un milagro no haberme partido alguna. Me agarré la cabeza, me estaba mareando y no había rastro de Spiderman. Pero Beck continuaba hablando.

—No creo que sepáis lo que es real. —dijo, su voz se duplicó como si hubiese exo y en pocos segundos, me arrastró hasta un edificio llamado "Queens", del que salió una mano que me golpeó hasta lo que me pareció un infinito de telarañas.

𝟱% || 𝗣𝗘𝗧𝗘𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗞𝗘𝗥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora