||FOURTY-SEVEN||

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Peter's pov:

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Peter's pov:

Hace tiempo que no veía al Doctor Strange, desde el funeral de Tony, de hecho. Y ese era uno de los motivos por el cuál desconocía dónde estaba su guarida, por suerte salía en Google Maps, así que fue nuestra única guía. Las calles empezaban a estar repletas de arboles con sus hojas naranjas, algunas caídas, simbolizando el final del otoño y el inicio del invierno frío que vendría.

Lo cierto es que no quedaba muy lejos de la cafetería, doblando una esquina, había un edificio de varias plantas que se podría reconocer fácilmente: destacaba entre los demás. Guardé el móvil al verlo y agarré la mano de Leah, sólo para asegurarme de que no se quedaba atrás, y también, por qué me gustaba sentirla cerca.

Caminamos hasta las escaleras y sin necesidad de tocar el timbre, las puertas se abrieron, dando lugar a una fría brisa con nieve en el suelo y copos cayendo. Entré, apretando la mano de Leah por el frío. Traté de hablar con unos chicos que parecían estar quitando la nieve del suelo sin mucho esfuerzo, pero un portal se abrió y apareció una cara que me recordaba al doctor Strange.

—Ya sabemos quiénes sois, las personas más famosas del mundo. —me interrumpió mientras se quitaba el abrigo—Wong. No os resbaleis, no tenemos seguro de responsabilidad civil.

—¿Estáis preparando una fiesta navideña? —preguntó Leah, por una vez sin sarcasmo alguno.

—No, uno de los portales de la rotonda conecta con Siberia. Una ventisca atravesó. —sonó un ruido que nos hizo levantar la mirada a las grandes escaleras cubiertas de hielo.

—Porque a alguien se le olvidó hacer el hechizo para mantener los cierres ajustados. —Strange bajó por ellas, no tenía ni idea de que estaban hablando, pero estaba claro que le estaba echando la culpa de algo a Wong.

—Cierto. Olvidó que tengo tareas superiores. —continuó el asiático.

—¿Tareas superiores?

—El hechicero supremo.

—Creí que usted era el hechicero supremo. —Leah soltó mi mano para abrocharse la chaqueta.

—Lo era, pero desaparecí por 5 años y le dieron el puesto a él. Bueno, chicos, ¿a qué debo el placer? —suspiró mientras caminaba.

—Sentimos molestarle, señor. —empezó la rubia.

—Por favor, salvamos a más de medio universo juntos, podéis dejar de llamarme señor. —añadió leña al fuego y nos sonrió forzado.

—Vale...Stephen.

—Se me hace raro pero lo permitiré.

—Cuando Mysterio reveló nuestra identidad, nuestra vida se fue al traste, y no sé si esto podría funcionar pero querríamos saber si... —empezó a explicar, pero se quedó a medias así que la ayudé.

𝟱% || 𝗣𝗘𝗧𝗘𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗞𝗘𝗥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora