𝟏𝟗

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Había pasado demasiado rápido todo en su cabeza, sentía tanta desesperación en querer hacer lo correcto que su mente comenzaba a dudar lo que eso significaba, sentía tanta presión de un entorno que el mismo comenzaba a crear, se asfixiaba de tantas ideas y soluciones, necesitaba tan solo un momento de paz.

Necesitaba a Matías.











Enzo no era un ser tan estúpido, después de esa noche cuando ''aclaro'' entre comillas por el hecho de casi querer agarrar a golpes a Agustín, fue a la habitación donde había dejado a Matías.

Mas cuando llego no lo encontró.

Sintió pánico al hacerse la idea de que en Matías en tal estado de ebriedad estuviera solo o merodeando por los lugares del hotel e incluso peor.

Que Agustín lo encontrase.

Sintiendo su corazón latiendo fuertemente recorrió cada parte del hotel intentando visualizar a Matías,  sentía la ansiedad por sus venas al ver que no estaba por ninguna parte.

Tuvo una ultima idea que esperaba ser cierta.

Fue corriendo al cuarto de Matías, intentando tranquilizar los pensamientos que comenzaban a invadirlo, la simple idea de que a Matías le pasase algo por su culpa.

Le contaminaba el alma.

















Es por eso mismo que ahora estaban en esa situación.



















-¿Q-que? ¿Qué haces acá vos?- Matías pregunto, con cierta molestia en su tono voz.

Enzo con la respiración algo agitada solo se quedo mirándolo.

Tardo en responder.

-Necesitaba hablar con vos...- se oyó casi inaudible.

Haciendo que Matías sintiese un cierto temblor, lo miraba con tanta impotencia y remordimiento.

Y Enzo lo miraba con una pisca de culpa y cansancio. 

Totalmente diferentes.

Miradas opuestas comenzaban a reencontrarse.

Y es que después de tan solo una semana, almas unidas soportaban su separación.

Rogaban unirse.

Lo imploraban.

Pero la salud mental de Matías colapso, haciendo que todo rasgo de amor y compasión en su ser se esfumara.

La idea de enamorarse una vez mas era preciosa, pero si tan precioso era el sentimiento de amar.

¿Por qué sentía tanta culpa?

¿Por qué sentía tanta culpa en su corazón?

Sentía lo que jamás sintió por nadie mas, vivía lo que jamás vivió con nadie.

Si el sentimiento de amar era tan precioso.

¿Por que por amar el estaba tan mal?

Miradas opuestas enfrentaban temores y sentimientos negativos, ni una sola palabra salía de ambos, miradas opuestas no paraban de reflejar dolor, de reflejar culpa, de reflejar cariño, de reflejar nostalgia.

De reflejar una pisca de amor.

Un brillo casi inexistente, se reflejaba en ambas miradas.

Deseaban tanto sonreír.

Amar.

Viendo en ese reflejo de ambos, las caricias y las promesas de amor eterno.

Las caricias son una necesidad humana.

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Los días de la montaña. -𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora