Siempre e leído, visto novelas, películas en donde las secretaria se enamora de su jefe o viceversa y siempre e considerado que son un mito. Pero cuando lo vives, te das cuenta que no son realmente un mito o un fetiche. Es más allá de eso, es una si...
A lo lejos veo a Adara sentada, ella estaba muy distraída. Rápidamente tome una copa de vino y caminé hacia ella.
-Hola-dije y ella me miró y regreso a mirar hacia lo lejos.
-¿Qué quieres?-preguntó ella mirándome, su mirada ya no era la misma.
-Saber cómo estás, no te e visto en la empresa y estaba preocupado por ti-dije y ella soltó una carcajada y negó.
-¿Ahora te preocupa como yo me siento?-susurró ella y la miré.
-Lo que pasó entre nosotros no significa que me dejaré de preocupar por ti-dije y ella me miró.
-Por cierto, quiero entregarte algo-dije y le entregué la carpeta y ella la abrió.
-¿Qué es esto?-preguntó ella.
-Quiero que tengas un hogar seguro, y una fuente de ingresos en caso de que algo me pase-dije y ella negó.
-Yo no quiero nada que venga de ti y mucho menos de tu dinero. Para eso trabajo-dijo ella entregándome la carpeta.
-Por favor, no seas orgullosa. Te mereces más que esto-dije y ella me miró.
-Mi respuesta es no, jamás estuve contigo por tu dinero. Si pensaste eso, estabas bien equivocado. Agradezco tu gesto, pero no lo quiero-dijo ella decidida.
-Ya no podemos hacer nada pues ese apartamento está a tu nombre y esa cuenta de banco también está a tu nombre-dije y ella me miró.
Narra Adara
-Ares-dije y él me miró.
-Ten esto-dije entregándole las llaves que me había dado Erick.
-¿Y esto?-preguntó él y mire a Monserrat.
-Ustedes necesitan un hogar, y... yo quiero dárselos-dije y Monserrat me miró.
-Adara, Erick quiso darte ese apartamento para ti-dijo Monserrat y negué.
-Yo no lo quiero-dije dándole las llaves a Ares.
-¿Estas segura?-preguntó Ares y asentí.
-Muchas gracias-dijo Monserrat.
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-Adara por favor, ven a mi oficina-dijo Erick y rápidamente entré a su oficina.
-¿Qué nececita Sr. Wilson?-pregunté y mi vista estaba fija en el suelo.
-¿Porque le diste el apartamento a Monserrat y a Ares?-dijo el.
-Porque quise hacerlo-susurré.
-Por favor, mírame-dijo el y levante mi mirada.
-Adara, por favor no seas así. Quiero que tú tengas una propiedad segura, un hogar seguro para ti y para los tuyos. Monserrat tiene su departamento el cual estoy ayudándola a pagar-dijo Erick y lo miré.
-Mi respuesta sigue siendo la misma, y no nececito esto tampoco-dije dejándole la tarjeta de crédito sobre el escritorio.
-Y, además... vaya buscando una secretaria porque yo ya no trabajaré más para usted Sr.Wilson-dije y me dirigí hacia la puerta.
-Antes quiero que hagas un último favor, nececito que escribas unos votos matrimoniales. Para mi boda-dijo Erick y sentí como si un barde de agua fría cayera sobre mi cuerpo.
MI BODA.
Sin decir más abrí la puerta y salí de su oficina.
Mis lágrimas no tardaron en salir. Sentí mi estómago revolverse y tuve que correr al baño y volví a vomitar.
Otra ves.
Me eche agua en la cara y vi mi reflejo a través del espejo y me di cuenta que me encontraba mal. Tenía grandes ojeras, estaba pálida y había perdido peso.
Salí de el baño y veo a Erick.
-¿Estas bien?-preguntó él y asentí. Cuando iba a alejarme de ir sentí un pequeño mareo que me hizo sostenerme de la pared. Respire profundo, y sentí los brazos de Erick sostenerme.
-Vamos a mi oficina-dijo Erick y entramos a su oficina y él me sentó en su silla y fue por una botella de alcohol y la frotó por mi nariz.
-Quiero agua-susurré y él llevó el vaso de agua a mi boca y tomé un sorbo.
-Llamaré al médico para que venga a revisarte-dijo Erick y negué.
-Estoy bien-dije intentando levantarme pero volvió el mismo mareo.
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-Debes alimentarte mejor Adara-dijo el doctor y Erick lo miró.
-Muchas gracias doctor, lo acompaño hasta la salida-dijo Erick y luego volvió.
-Escuchaste lo que dijo el doctor, debes comer mejor-dijo Erick y lo miré.
-Ya puedo irme-dije y él me miró.
-Yo te llevaré a tu casa-dijo Erick y puse mis ojos en blancos.
El viaje se me hizo eterno, en el camino los dos íbamos en completo silencio. Llegamos a mi casa y me bajé. No le dije ni gracias ni nada, entré a la casa y allí estaba mamá.
-Hola, ¿a dónde vas mamá?-pregunté y ella se veía preocupada.
-Monserrat está en el hospital, comenzó a sangrar. Ares está allá con ella-dijo mamá.
-Dios mío, vamos-dije y cuando salimos Erick estaba literalmente llegando a la puerta.
-Monserrat está en el hospital-dijo Erick.
-Lo sabemos-dijo mamá.
-Vámonos-dijo Erick.
Llegamos al hospital muy rápido y Ares estaba sentado en la silla y se veía desesperado.
-Ya estamos aquí-dije y Ares me miró.
-Estoy muy preocupado. No quiero perderla a ella ni a nuestra bebé-dijo Ares y lo abracé.
-Todo va a estar bien-susurré y el doctor salió.
-Familiares de Monserrat Wilson-dijo el doctor.
-Soy su hermano y el es su esposo-dijo Erick.
-Monserrat y el bebé están delicados-dijo el doctor
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