Capitulo 25: Secuestro 3/3

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Narra Adara

-Familiares de Erick Wilson-dijo el doctor.

-¿Cómo está mi esposo?-preguntó Harley interponiéndose en el camino de todos nosotros.

-Erick se encuentra intentando sobrevivir. Las heridas afectaron algunos órganos y por suerte logramos estabilizar su pulso. Pero no sabemos si lo logremos hacer una vez más-dijo el doctor y todos comenzaron a llorar desesperados. Por mi parte estalle en llanto y salí de la sala de espera a tomar un poco de aire fresco de afuera.

-Por favor, no te lleves a Erick tampoco-dije mirando hacia el cielo.

-Te lo suplico-susurré y me sostuve de los barandales y miré hacia lo lejos.

-Adara-escuche la voz de Monserrat.

-Siento que tengo la culpa-dije entre lágrimas.

-No, tú no tuviste la culpa. Si fuera al revés hubieses echo exactamente lo mismo. Erick hizo el acto de amor más hermoso que existe en salvarte a ti y a mi sobrino-dijo Monserrat y la miré.

-Erick no puede dejarme, no puedo perderlo a él tampoco. ¿Porque siempre se repite la misma historia? Las personas que amo se van o me abandonan-reclamé y Monserrat me miró.

-No te reclames Adara, nada de lo que te a pasado es tu culpa-dijo Monserrat.

-Quiero estar sola-dije y ella me miró.

-Esta bien, pero quiero que sepas que no estás sola-dijo Monserrat y entró al hospital.

En un momento, alguien me rozó el hombro y lo miré. Rápidamente reconocí su mirada y sentí como algo se clavaba en mi vientre. El sacó su mano, sacando el puñal y comenzó a correr. Por mi parte llevé ambas manos a mi vientre. Y liberé una de mis manos y sostuve el tubo pero caí de rodillas al suelo.

-Ayu...Ayuda-susurré.

Narra Ares

-¿Cómo la viste?-pregunté preocupado.

-Se está culpando por lo que pasó, me pidió que la dejara sola-dijo Monserrat y la miré.

-¿La dejaste sola?-dijo Adrián.

-Si, eso fue lo que me pidió-dijo Monserrat.

-Mierda, ese hombre aún sigue libre-dije y salí a asegurarme que Adara estuviese bien. Cuando me doy cuenta Adara estaba arrodillada sosteniendo el tubo con su mano y veo mucha sangre.

-¡Adara!-grité y corrí y sentí mi mundo derrumbarse. Adara tenía una de sus manos en su vientre llena de sangre y me doy cuenta que estaba herida.

-Mierda-grité y la agarre entre mis brazos y corrí con ella hasta dentro del hospital.

-¡Ayúdenme!-grité desesperado y todos corrieron hacia mí.

-¡Dios mío!-gritó Cecilia estallando en llanto.

-Tenemos una mujer con una herida con un obejeto punzante, a perdido demasiada sangre. Está embarazada-dijo la enfermera mientras se la llevaba en la camilla.

-Todo va a estar bien-dije entre lágrimas.

-Te...te quiero-susurró y sus ojos se empezaron a cerrar.

-Adara, no mierda-dije y Monserrat me detuvo.

-¡Adara!-grité entre lágrimas y llevé ambas manos a mi cabeza y luego observé mis manos llenas de sangre, de la sangre de Adara.

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