Capitulo 27

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Maratón 2/3

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Maratón 2/3

Sicilia, Italia.

Vikoria

La sacudida me pone alerta, me siento erguida mientras veo a los halcones bajar como si nada.

Llevamos casi 11 horas de viaje, ya no siento la piernas.

Se donde estoy, en su maldita casa.

Tomo una bocana de aire y me decido a bajar.

Veo a Antoni solo a unos pasos de distancia rodeado de Halcones, tiene las manos metida en los bolsillos delanteros; sonríe como un niño cuando consigue el dulce que tanto quiso.

- Bellissima. Es un placer volver a verte. - se acerca a mi

Me tiende su mano y frunzo el ceño confundida, eso lo hace sonreír aún más.

Me toma la mano y deja un beso en ella, el ardor en mi estómago me hace alejarla de un tirón.

- Debes estar cansada... - murmura - Ven, te mostrare el lugar.

Lo veo voltearse hacia la enorme casa pero yo sigo sin moverme.

- No vine a ser tu turista. - murmuro - ¿Donde está Ali?

Lo veo sonreír mientras hace un chasquido con los dedos y de la nada veo salir a Ali con su típica mirada seria, pero cuando sus ojos se encuentran con los míos veo la sorpresa en ellos.

Estúpida.

- Señor. - veo pararse a su lado

- Dile a las criadas que alisten una habitación para mi invitada. - murmura sin dejar de mirarme con una sonrisa - Que sea la que está alado de la mía.

Las ganas de vomitar me invaden.

Me engañó.

Y como una imbecil caí.

Antoni le hace señas a los Halcones que tengo a mi costado y uno de ellos trata de tomarme pero lo derribo de un rápido movimiento, mientras que al otro lo tomo d ella cabeza haciendo que su nariz se estrelle contra mi rodilla y cae inconscientemente.

Respiro agitada; levantó la mirada y veo a más de 20 hombre apuntarme cada uno con un arma distinta.

- Bellissima, Deseaba que tu estadía fuese lo más amena posible... - veo como Ali abre los ojos y trata de venir hasta mi - Pero veo que no será posible.

Antoni me da una sonrisa sombría que me hace temblar; de la nada siento un piquete en mi cuello.

Volteo asustada y veo como uno de los Halcones tira la aguja vacía.

No, no, no.

Vuelvo mi vista hasta Antoni, se acerca a mi a pasos lentos o eso es lo que veo

Siento como si mi cuerpo perdiera peso con cada segundo que pasa, mi vista se vuelve borrosa y mis ojos lagrimean por la dosis de droga que entra en mi sistema como una recarga de combustible.

Sed de Venganza | Christopher MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora