ℂ𝕒𝕡𝕚̄𝕥𝕦𝕝𝕠 5

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Viktor llegó a su oficina con su cabeza hecha un lío. No paraba de pensar en cómo reaccionaba cada vez que veía al omega de cresta y piel morena, había dicho lo del destinado porque así lo sintió su alfa, sintió que ese omega era para él y sólo para él.
Pero eso no torturaba la mente del doctor, si no que él tiene entendido que el omega tiene pareja y dentro de menos de ocho meses serán padres con ese sujeto. Pero ¿Es posible que su alfa se haya enamorado de un omega enlazado a otra persona?

No creía que eso sea posible, y tampoco creía todo lo que sintió hoy en la cafetería. Es decir, Volkov es una persona seria y cerrado con sus sentimientos, jamás en su vida le gustó alguien ni tuvo interés en estar con algún omega. Entonces ¿Por qué el interés por un omega que vió sólo DOS VECES en su vida?
Además, Horacio es su paciente, es imposible que sea su enamorado, si ni siquiera conoce cómo es en confianza, o sus relaciones.
Pero joder que no podía dejar de pensar en él.

Soltó un suspiro mientras apoyaba su cabeza contra su escritorio, soltando su aroma agridulce por tantos pensamientos agobiantes.
Se enderezó, estirándose y frotando sus manos con sus ojos.

—Дерьмо... S-Seguro es porque mis días de celo están cerca, no debe ser para tanto...—

Se intentó convencer a sí mismo, pues sí que era cierto que ya tenía el certificado para la próxima semana en la que sería su celo, donde normalmente se encerraba en casa con supresores. Una que otra vez su alfa no pudo contenerse de hacer de las suyas, pero sólo fue una vez.

—Sí, estoy seguro de que es eso. Además, no podría enamorarme de un paciente, sería muy poco profesional de mi parte...— Hablaba con él mismo, suspirando mientras se echaba completamente en su silla. —S-Sólo tengo que... Evitar ir a su cafetería y verlo sólo en las consultas.— Murmuró, escuchando cómo golpeaban la puerta, dando inicio a su jornada laboral llena de cachorritos y omegas embarazados.

...

Horacio se encontraba sentado en la mesada de su cafetería mientras comía un postre que él mismo se preparó.
Ya habían cerrado, por lo que sus empleados estaban terminando de limpiar el lugar mientras él hablaba con Loki, su mejor amigo.

—¿Y cómo te sientes con este pequeño? ¿Necesitas tomarte unos días? Joder que ahora cuando tomemos un bus te tendré que dar mi asiento, cabrón.— Rió el alfa suavemente, haciendo que Horacio rodara los ojos.

—Está bien, todo se siente muy bien últimamente... Las cosas poco a poco van mejorando y arreglándose.— Suspiró orgulloso, pues tiempo atrás estaba tirado en la cama llorando por Dexter.

—Ya veo... Que te he visto hoy haciéndole ojitos y jugueteando con tu cresta con ese alfa grandote, eh.-— Susurró en un tono coqueto el contrario, subiendo y bajando sus cejas coquetamente.

Horacio se sonrojó suavemente,. negando con su cabeza mientras lo empujaba suavemente. —No fue nada... Sabes que no busco una relación. Todos los alfas son mentirosos.— Bromeó. —Él es el doctor encargado de mi embarazo, por eso hablaba con él hoy.—

—Tío, lo mirabas como si fuera un puto Durum, hasta pensé en ir a llevarte una servilleta para limpiar tu saliva.— Soltó en una carcajada el mayor, haciendo sonrojar fuertemente a Horacio y que este le diera un golpe en el hombro.

—¡Sólo habíamos y ya! Además ¿Crees que se enamoraría de su propio paciente? Pfft... Deja de leer fanfics, cabeza pinga, que seguro eso pasa en los Wattpad esos.— Rió Horacio suavemente, pues él en el fondo sabía que aunque le gustara el apuesto ruso de cabellos grises; sería imposible una relación con él.

Horacio es un Omega que se tiene en muy baja estima él mismo, no cree que a los ojos de los demás sea alguien... "Deseable".
Y él sabía que en realidad esos pensamientos son culpa de la relación que tuvo con Dex, ya que no era para nada sana y el alfa hacía de menos su físico y sus sentimientos, con frases como; "tú deberías estar agradecido que estoy contigo, podría estar con cualquier otro Omega".

Sacudió su cabeza, no quería seguir pensando en aquel idiota. Él ya había decidido que su cachorro no sabría ni de la existencia de ese hombre, él se iba a encargar solo de cuidar a su hijo con todo el amor que tenía y ser una familia pequeña pero muy unida.

—De todos modos... No te negaré que es muy guapo y caballeroso.— Sonrió al recordar la bonita sonrisa del ruso. —Y tiene una sonrisa brillante.— Suspiró, sonriendo un poco.

Loki hizo una falsa arcada. —Que asco tío, esas cosas de gay conmigo no van.—

—Cállate, te encanta el capitán Boris.— Comenzó a reír Horacio.

Horacio y Loki se conocen desde hace años, por dos años Horacio trabajó en los bomberos junto con el castaño, pero Horacio renunció por su cafetería (que es herencia de su madre) y Loki se fué con él.
Eso explica en gran parte el increíblemente buen cuerpo del omega, pues es delgado, con músculos en sus brazos y espalda y una cintura bien marcada.

—Joder. Venga, que tú te mueres por hacer que tu doctor te levante la camisa y no para una ecografía eh, pillín.—

Horacio comenzó a reír. —Joder, me encantaría que me levantara la camisa y lo que él quiera, si eso quieres escuchar.— Soltó de golpe, sorprendiendo a Loki, quien le miró con los ojos bien abiertos. —¿Qué? Vamos, soy Horacio. Estuve depresivo casi todo el año y necesito acción.— Rió suavemente, pues sí era cierto que CLARAMENTE no había vuelto a estar con nadie luego de Dexter, ni siquiera para un polvo de una noche o algo así. Ni un puto beso.

—Joder tío, eres una caja llena de sorpresas. Por cierto ¿Sí irás a la juntada de hoy, no?—

Horacio alzó una ceja confundido, mirándolo. —¿Qué juntada?—

Loki bufó. —Hoy a las 9:30 en casa de Iris, con Alanna, Blake y Willy y unos amigos del esposo de Iris.— Dijo con obviedad, pues era algo que venían organizando hace tiempo.

—¡Cierto, tío! Lo había olvidado... ¡Y no me he comprado ropa! ¡Ni un regalo para el cachorro de Iris! Quiero darle un presente... Ya sabes, los dos estamos embarazados y ambos somos mamás primerizas...— Rió suavemente, algo avergonzado.

Loki sonrió, despeinando suavemente la cresta de su mejor amigo. —Serás una mamá increíble, Hope.— Le dió un suave abrazo que no dudó en corresponder el omega. —Nos vemos esta noche, olvidona.—

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"𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕝𝕒𝕥𝕚𝕕𝕠" || Volkacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora