Horacio esperaba a Viktor pacientemente en la salida de su cafetería. Habían quedado en que a la salida laboral del alfa, ambos saldrían a tomar un helado o algo por ahí.
Luego de que Loki lo haya dejado en casa, esperó una hora y se dirigió a su cafetería para controlar algunas cosas que tenía pendiente.Sonrió levemente al ver el coche del alfa aparcar frente a él y ver a Viktor bajar de este con una sonrisita.
—Привет, Horacio.— Saludó acercándose al omega para recibirlo con un suave abrazo donde ambos suspiraron.
No había nada mejor que estar en los brazos del otro luego de un pesado día.
—¿Cómo estás, rusito? ¿Día pesado?— Sonrió Horacio, pues el ruso había estado todo el día en el trabajo y no pudo descansar. —Te dije que debías haber ido a tu casa a descansar...—
Viktor soltó un suspiro, mirando con cariño a su destinado. —Lo sé, pero necesitaba verte. Necesitaba mi dosis de Horacio.— Rió suavemente. —¿Cómo están estos pequeños?— Preguntó con una leve sonrisa, con ambas manos en la barriguita (ya bastante marcadita) de Horacio.
Horacio ronroneó otra vez, recordando la charla que había tenido con su mejor amigo hace algunas horas. "Tus cachorros lo quieren y él ama a los tuyos. Ya demostró que jamás te dañaría."
—E-Están bien.— Murmuró con algo de nerviosismo y sonrojo, mirando al alfa. —Ho-Hoy te e-extrañaron...— Dijo entre tartamudeos, pues, se estaba soltando, estaba asumiendo que Viktor es el alfa indicado para él.
Y también para sus cachorros.
Viktor sintió sus mejillas arder y su corazón acelerarse por ese comentario y por notar el nerviosismo de este. Sonrió suavemente, dándole una suave caricia a la barriguita. —Y-Yo también los extrañé.— Dijo sonriente, separándose para abrirle la puerta del coche al omega.
Este entró al auto con cuidado mientras sostenía su barriga, mirando al alfa cuando este subió y empezó a conducir. —Oh ¿Te molestaría ir a cenar conmigo y mi hermana a su casa? Me ha invitado esta noche pero... No quería cancelarte a ti.— Propuso el omega con tranquilidad.
Viktor asintió. —Sin problemas, Horacio. Vamos a casa de Maia entonces.— Sonrió, conocía a la hermana de Horacio desde que habían empezado a salir.
...
Al llegar ambos bajaron del coche mientras mantenían una cómoda charla.
—Pues, yo opino que podría-— Horacio se quedó estático en su lugar al inhalar, sintiendo todo en él removerse y un escalofrío con una sensación horrible recorrer su cuerpo.
No podía ser.
Ese no podía ser ese aroma.
Él se había ido.
Sus piernas flaquearon, lo que hizo que Viktor rápidamente le sujetara con sus brazos y le mirara preocupado. Horacio solía tener mareos y náuseas, pero nunca se descomponía.
—¿Ho-Horacio? ¿Estás bien?— Preguntó al instante, notando lo pálido que el omega se había puesto de un segundo a otro. Su alfa se sentía en alerta por sentir a su omega angustiado y con... ¿Miedo?
Horacio sentía que todo en él se revolvía, su aroma comenzó a desprenderse agridulce sólo por sentir aquel aroma que conocía bien, para su mala suerte.
Y es que es el aroma de la persona con la que había compartido años de su vida.La misma persona que le rompió el corazón en mil pedazos sin piedad alguna.
Comenzó a respirar agitadamente, negando con la cabeza para que los pensamientos de su Omega no lo invadieran, mientras que cada vez sentía más lejana la voz de Viktor por estar hundiéndose cada vez más en los pensamientos que le llegaban como puñaladas directamente a su corazón.
Y no estaba pasando todo esto porque no superó a ese hombre que le dejó tirado. Él ama a Viktor y lo sabe, sabe que no quiere saber nada sobre la existencia de Dexter. Pero, después de todo, nadie lo había preparado para afrontar la posibilidad de que este volviera a la ciudad luego de todo lo que le hizo.
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"𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕝𝕒𝕥𝕚𝕕𝕠" || Volkacio
RomanceAU donde Horacio Pérez es un Omega embarazado y abandonado por su alfa, y Viktor Volkov es el mejor ecógrafo de la ciudad, quien también es el que se encargaría del embarazo del moreno.