ℂ𝕒𝕡𝕚̄𝕥𝕦𝕝𝕠 17

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Cuando Horacio salió a paso apurado de la casa de Maia, Viktor no dudó en intentar seguirlo, después de todo, no era seguro que estuviera por ahí solo, mucho menos ahora que Dexter había vuelto.
O al menos esos eran sus planes hasta que Maia lo detuvo con un agarre de brazos, mirándole fijamente.

—Déjalo, Viktor... N-Necesita un respiro. Le costó mucho superar todo lo que pasó con Dex...— Murmuró apenada, soltando un suspiro. —Sé que Horacio te quiere, jamás ví que mirara a alguien como te mira a ti. Pero ahora mismo, Horacio necesita estar solo.—

Viktor escuchó atentamente a la mujer, dudando en si hacerle caso o no. Su alfa moría por ir tras su omega para protegerlo, abrazarlo y cuidarlo como si su vida dependiera de ello. Pero su lado racional y más humano sabía que Horacio necesitaba un momento a solas.

...

Horacio caminaba por la vereda de un parque con sus manos en los bolsillos de su chaqueta, con lágrimas que salían sin permiso de sus ojos mientras que sus feromonas no podían dejar de soltarse de manera agria demostrando el mar de horribles sentimientos que le trajo el regreso de su ex pareja.

¿Por qué volvió? Había dejado claro que no quería saber nada de él y mucho menos de los cachorros.

¿Por qué justo ahora? Las cosas estaban saliendo tan bien en su vida... Su relación con Viktor, la salud de sus pequeños, su familia, su trabajo, su omega cómodo con un alfa que lo trata como él siempre soñó. Todo lo que él siempre quiso se le estaba cumpliendo.

Pero... ¿Por qué sentía que el regreso de Dex cambiaría todo? ¿Acaso él en el fondo quería volver a los brazos del pelinegro? No, definitivamente no lo haría, no luego de que lo haya abandonado de tal forma.

El francés caminaba sin prestar atención en su camino, no dándose cuenta de que las personas le miraban cuando pasaba por el lado de ellas por sus fuertes feromonas agrias que estaba soltando sin ser consciente.

Un choque con una persona fue lo que hizo que Horacio volviera a la realidad, haciendo que limpiara sus lágrimas rápidamente y levantara la mirada.

—L-Lo siento, n-no estaba prestando atención.— Murmuró, sintiendo su corazón frenarse de golpe al conectar miradas con la persona contraria. —N-N-—

—¿Horacio?— Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

La respiración de Horacio comenzó a agitarse, su cuerpo se había paralizado como si hubiera visto un fantasma y sus manos apretaban su barriga en un instinto protector de proteger a sus cachorros.

—¡Horacio! No puedo creerlo ¡Estás aquí!— Dexter le miraba sorprendido y emocionado, como si nada hubiera pasado en todos estos meses, como si él no hubiera roto su corazón en miles de pedazos. Intentó acercarse al menor, estirándole sus brazos como si este quisiera volver a ellos.

Horacio rápidamente se apartó, con sus manos temblorosas, su respiración agitada y su fuerza perdiéndose cada vez más, haciendo que tuviera que arrodillarse para no caerse ahí mismo. —¡N-No! ¡A-Aléj-jate de mí!— Gritó como pudo, llevando una mano a apretar su pecho en un intento de tranquilizarse a él mismo.

Todo comenzaba a darle vueltas, sentía a su barriga revolverse como si fueran náuseas mientras que su visión se convertía cada vez más borrosa.
Horacio tenía miedo.
Miedo por él, por sus cachorros, porque su vida estuviera yendo en decadencia otra vez.

—Horacio, tranquilo, yo-— Dexter, algo confundido por la situación, intentaba acercarse a él pero sólo lograba empeorar las cosas. —He vuelto, he vuelto por t-—

"𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕝𝕒𝕥𝕚𝕕𝕠" || Volkacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora