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Le echo un vistazo al mensaje de texto que Tae me envió esta mañana mientras Soobin y yo nos dirigimos a nuestra próxima clase

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Le echo un vistazo al mensaje de texto que Tae me envió esta mañana mientras Soobin y yo nos dirigimos a nuestra próxima clase. Kazuha casi me rogó que le enviara un mensaje de texto para informarle que recibí las flores que me trajo y, desde entonces, me ha enviado mensajes de texto para desearme un buen día y dulces sueños, todas las mañanas y todas las noches. No sé qué hacer con él en absoluto. Afirma no querer una relación, pero sus acciones contrastan con eso.
Tarde o temprano, necesitaremos hablar y alinear nuestras expectativas. No quiero dejarme
engañar ni leer más cosas de las que debería.

―Es muy molesto que no estemos en el mismo equipo ―dice Soobin mientras me abre la puerta.
—Siempre trabajamos muy bien juntos. Ahora ambos vamos a vernos frenados debido a pura ineficiencia.

Veo hacia arriba y sonrío.

―Ni siquiera has conocido a tus compañeros de equipo todavía, Soobin. Quizás no sean tan malos.

―Lo hizo a propósito, estoy seguro ―se queja, y un atisbo de inquietud recorre mi espalda. Me reí la primera vez que Soobin lo dijo, pero ¿tiene razón? No sería la primera vez que Tae orquestó una situación.

Ambos vemos hacia arriba cuando los drones de Jeon Motors se acercan a nosotros y, en cuestión de segundos, los drones nos llevan a nuestras estaciones y a los miembros de nuestro equipo. La tecnología es fascinante, pero también intimidante. Es desalentador saber que es muy poco probable que algo que creemos en esta clase pueda compararse con los inventos de Tae, pero al mismo tiempo, estoy emocionada de intentarlo.

―Park Bea, ¿verdad? ―dice un chico al que reconozco vagamente.

Asiento con la cabeza hacia mi equipo y mis mejillas se calientan cuando me doy cuenta de que todos habían estado estudiando mi diseño
atentamente.

―John ―añade, ofreciéndome una dulce sonrisa, antes de inclinar la cabeza hacia la chica alta que está parada a su lado, cuyo hiyab combina
perfectamente con su blusa rosa pálido.
—Esta es Halima ―añade, antes de girarse hacia el chico rubio y bajo.
—Y ese es Simon.

―Es un placer conocerlos a todos ―les digo, nerviosa. Los últimos días han sido un torbellino tal que no he tenido tiempo de preocuparme por las responsabilidades que conlleva ser líder de equipo. Me sentí tan abrumada que apenas lo noté.

Halima me entrega una lista de materiales.

―Espero que no te importe, pero verifiqué lo que tenía el laboratorio en existencia según lo que incorporaba tu plan de diseño, y luego encontré sustitutos para lo que no estaba disponible. Me dijeron que podemos pedir materiales si queremos, dependiendo de la aprobación del profesor Jeon.

―Esto es perfecto ―le digo mientras leo su lista, agradecida de que haya tomado la iniciativa de hacerlo.
—¿Reunimos lo que necesitamos?

Ella asiente con la cabeza justo cuando Simon silba. Me giro para seguir su mirada y encuentro a Taehyung entrando en la habitación, con los ojos fijos en su reloj y el ceño fruncido. Él mira hacia arriba, nuestros ojos se encuentran y me sonrojo sin darme cuenta cuando su expresión se oscurece mientras su mirada recorre mi rostro, sus labios forman una sonrisa.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora