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Arqueo una ceja con sorpresa cuando entro a la casa un jueves por la tarde y encuentro el aroma del biryani de cordero de mi mamá impregnando el aire

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Arqueo una ceja con sorpresa cuando entro a la casa un jueves por la tarde y encuentro el aroma del biryani de cordero de mi mamá impregnando el aire. Me dirijo a la cocina y encuentro a Tae parado detrás de la estufa, con el cabello desordenado y las mangas de la camisa arremangadas.

―No necesito tu ayuda, Lola ―dice, sonando frustrado.
—Solo necesito azafrán.

Lola camina por la cocina y sacude la cabeza, aparentemente insistiendo en ayudar de todos modos.

―No creo que tengamos azafrán, Tae ―dice, sonando extrañamente triste.

Él suspira.

―Mi suegra dijo que no siempre lo usa, pero que es más agradable con él. ¿Qué debo hacer? Solo quiero que esto sea perfecto.

Sonrío para mis adentros, y mi corazón se calienta. Han pasado tres semanas desde que me pidió una oportunidad, y todos los días Tae ha hecho lo que me dijo que haría: ha hecho todo lo posible para ser el mejor esposo posible, para confiar en mí incluso cuando no es fácil y renunciar al control que siempre ha mantenido con tanta fuerza. Le entregó todas sus medidas de seguridad a Rowoon, lo que le imposibilita monitorearme él mismo, y cuando vamos a la casa de mis papás, ya no trae seguridad adicional, aunque hacerlo todavía le provoca pesadillas a veces.

Y luego están las pequeñas cosas. Él cocina para mí la mayoría de las noches y me prepara café en la oficina todas las mañanas. Una vez a la semana aparecen flores nuevas en mi escritorio y Kazuha me dijo que pasa horas escogiéndolas y envolviéndolas cada vez. Cada ramo es amarillo y cada vez las flores decorativas cambian. Hasta ahora, me ha regalado peonías amarillas para nuevos comienzos, girasoles para una felicidad duradera y tulipanes amarillos para simbolizar la esperanza. Nunca me dijo lo que significaban las flores, y si Kazuha no hubiera descifrado su significado para mí, nunca lo habría sabido.

―Estoy segura de que es perfecto.

Se da la vuelta y su cuchara de silicona cae al suelo, haciendo un desastre.

―Bea. ―Parece sorprendido al verme y mira su reloj, claramente no me esperaba. Ya no sigue mis movimientos y todavía le desconcierta no saber siempre dónde estoy. Cada vez que lo tomo por sorpresa, hay un atisbo de incomodidad en sus ojos, pero el deleite genuino siempre prevalece poco después.

Reprimo una sonrisa mientras camino hacia él. Su mirada recorre mi cuerpo con avidez como si no pudiera evitar memorizar cada centímetro
de mí.  La forma en que me mira vuelve locas las mariposas en mi estómago. Es diferente estos días: me ve como si fuera su mundo entero, como si hiciera cualquier cosa por tener la oportunidad de estar cerca de mí.

Tae me alcanza tan pronto como estoy a su alcance, levantándome sobre el mostrador mientras Lola limpia el desastre que hizo en el suelo.

―Quería sorprenderte ―dice, separando mis piernas para pararse entre ellas, con sus manos en mi cintura.
—¿Recuerdas cuando me dijiste que el biryani de cordero de tu mamá es tu plato favorito? Ella me enseñó cómo hacerlo para ti, aunque no estoy seguro de que sea bueno. Intenté hacerlo exactamente como me enseñó, pero olvidé agregarle azafrán.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora