Elizabeth pov.
No entendía porque el simple toque de Eliot se volvía tan importante para mi piel, podía sentir sus grandes manos sobre mis muslos empujándome sobre él.
Cada vez más cerca mientras murmuraba palabrotas.
—No voy a poder parar, te lo advierto— esta vez amé tanto el color oscuro de sus ojos azules.
— No pares, por favor, quiero que me folles, Eliot — murmuré mirándolo.
Intentó levantar mi camiseta en unos pocos segundos pero no lo permití, no quería que me viera, sus ojos se suavizaron besando mis pechos por encima de la tela que los cubría.
— Estás preciosa— sonrió mirándome, mientras yo movía mi ropa interior a un lado y buscaba el borde de su pantalón. — Quiero que seas mía — Asentí nublada de deseo. — Nadie mas podrá tocarte— con cada palabra las manos de Eliot apretaban mis muslos con fuerzas.
— Te necesito — jadeé.
Sentí sus dedos palpar mi intimidad con suavidad mientras se apoyaba a mi lado, estirándose hacia la mesilla de noche al lado de la cama.
Se sentía tan diferente, tan cálido, estaba en el jodido cielo.
Me avergoncé al jadear alto cuando sus dedos tocaron aquella zona tensa, unos segundos eternos pasaron cuando Eliot abría el preservativo— Voy a cuidarte —
Me sentía tan nerviosa de verlo de aquella forma, incluso en esa situación los músculos de sus brazos resaltaban, sus grandes manos tomaron su erección con firmeza y la forma en la que me beso me hizo temblar.
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—Déjame ya...— me quejé abrazando la almohada aún con los ojos cerrados.
Mis caderas, aún podía sentir la presión de sus dedos sobre ellas— Vamos, linda — odié que su voz se escuchara tan bien por la mañana. —Me encantaría tenerte todo el día aquí, de verdad — sentí besos en mi espalda — Pero el mundo real me espera —
Una palmada en mi trasero hizo que despertara de inmediato, para mirarlo mal. Un Eliot con el cabello húmedo y solo una toalla me miraba con las cejas alzadas.
— Joder— bufé tirando de las sábanas para cubrirme. — No quiero ir, no me obligues —
Lo vi vestirse con su camisa de botones perfectamente planchada, y unos pantalones — No te obligo, pero llevas varios días sin ir a casa y una semana sin ir a clases, los directivos empezarán a hacer preguntas pronto — rodé los ojos, otra vez era Eliot el aburrido.
—¿Me llevas? — mire con súplica mientras me levantaba — Odio el trasporte público, y no creo que sea buena idea que mi chofer venga hasta aquí—
Lo vi asentir a través del espejo — Solo te llevaré y esperaré un par de horas para empezar con los estudiantes, aún es temprano para mí, al contrario de ti que inicias clases en... una hora y media—
Entré al baño, desnudándome, mirándome al espejo y sintiéndome terrible, habían cicatrices de cortes por todos mis muslos, los mismo que él había acariciado toda la noche. — A la mierda —
Una larga ducha después estaba en la sala de estar, lista para irme, un simple baño había arruinando el buen ánimo, estaba odiando el hecho de volver al instituto, odiaba el hecho de ir a las jodidas clases con esas chicas, odiaba que tendría clase de deportes y vería a aquella maestra.
—(...) ¿Me escuchas?— un Eliot preocupado dirigía su mirada hacia mí, llevaba menos barba, sin corbata y bebía café, se veía más joven sin aquella barba, demasiado guapo.
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Obsession ©
De Todo¿Qué pensarías si la persona que más odias empieza a obsesionarse contigo? Probablemente pienses que lo prohibido atrae más el deseo pero... Los buenos nunca son del todo buenos y los malos nunca son tan valorados. Descubre que tan sucio puede juga...