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Finalmente habían terminado las compras, Yoshiko se había ofrecido tanto a colaborar con la despensa como en llevarla de regreso a casa, lo único que Hanamaru aceptó fue el viaje, aunque eso no quitaba el hecho de que aún desconfiaba de esa mujer que sospechosamente la trataba con tanta gentileza.

Yoshiko se la pasó hablando todo el tiempo que estuvieron juntas, no porque no dejara hablar a la castaña, sino porque ella simplemente disfrutaba de escucharla hablar y contarle tantas cosas que le parecían divertidas.

Siempre había una pausa cada vez que reía, como si la cantante se detuviera solo para escucharla con claridad.

—Sí no te molesta que pregunte... ¿Por qué llamaste así a la canción principal del disco? — cuestionó, el resto de nombres tampoco eran los más coherentes, pero ese en específico era el más extraño.

La peliazul se quedó extrañamente callada, desviando por primera vez la mirada lejos de ella y centrándose en el exterior de la ventana del auto, eso asustó a la castaña, quien temía haber dicho algo erróneo que le provocaría un castigo severo.

Pero al contrario, los orbes magentas volvieron a ella, mirándola con adoración.

—Hay una mujer... Que se ha vuelto especial para mí, ¿sabes?, es difícil de explicar, apenas la conocí, solo la he visto un par de veces, pero ya siento que se ha convertido en todo mi mundo, cuando la veo, lo primero en lo que pienso es la primavera y el florecimiento de todas las flores, ella brilla como un sol ante mis ojos, así que... ¿Flores y sol?, obviamente un girasol.

Durante toda su explicación, no volvió a apartar la mirada de la castaña, aunque eso la incomodaba, también le alegraba de igual manera, en un solo día se había sentido más notada que en varios años.

—¿Y la miel?

—Es el color de sus ojos, y la dulzura que siento cada vez que la veo— terminó con una sonrisa, una a la que Hanamaru se estaba acostumbrando.

Al escucharla hablar con tanta emoción de esta mujer misteriosa se sintió celosa, nadie había hablado así de ella antes, nadie la recordaba con tanto amor, a nadie le brillaban los ojos cuando hablaban de ella.

Ella también deseaba ser amada a esa medida, su mayor deseo era ser libre y poder disfrutar de su vida junto a la persona que la ame y que ella ama, pero eso parecía un deseo imposible.

—Que afortunada es esa mujer de tener a alguien que hable tan bien de ella... — murmuró, casi deseando que la envidia no se escapara de sus labios y tiñera cada palabra con celos.

—Yo creo... Que podría tener una mejor suerte— la sonrisa en su rostro se deformó a una mueca casi triste.

¿Qué se supone que significaba eso?, Hanamaru no pudo descifrarlo.

El auto se detuvo frente al complejo de apartamentos en los que vivía la castaña, a lo que tímidamente se despidió con intención de salir del auto

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El auto se detuvo frente al complejo de apartamentos en los que vivía la castaña, a lo que tímidamente se despidió con intención de salir del auto.

Songs for My MuseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora