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Tras haber recibido los detalles necesarios del bartender, Yoshiko esperó el día para poner su plan en marcha, en realidad no había pensado en algo muy elaborado, pero sí ciertamente peligroso según le advirtieron.

Llegó al bar un viernes por la noche, se acercó un poco a la barra para ver las mesas con mayor libertad, no sabía que buscar exactamente o si la persona que buscaba ya estaba aquí.

Su mirada fue al chico en busca de ayuda, quien le señaló con la mirada y un gesto de cabeza a una de las mesas del fondo, en ella había una peliazul de ojos amatistas, la mesa estaba llena de botellas vacías, y no quería pensar en cuántas veces había pedido que le llenaran la jarra.

Se acercó, decidida pero temerosa, pero con toda la intención de obtener respuestas.

—Hey, ¿puedo tomar asiento? — señaló el asiento vacío.

—Claro, has lo que quieras— respondió distante, claramente ebria.

Yoshiko tomó asiento, preparándose mentalmente para lo que le esperaba.

—Pero enserio, debiste verlo, literalmente salió volando como un muñeco cubierto en llamas— sonrió, escuchando la risa de la ojiamatista

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—Pero enserio, debiste verlo, literalmente salió volando como un muñeco cubierto en llamas— sonrió, escuchando la risa de la ojiamatista.

—Parece que tu trabajo es divertido— agitó su vaso, señalandola y arrastrando sus palabras.

—La mayor parte del tiempo, sí, no lo niego— dio un sorbo a su bebida, que a diferencia de la mayor, era solo refresco.

—Que suerte tienes, mi trabajo es aburrido y cansado, yo no puedo ver a gente volar en llamas— protestó molesta.

—Bueno, pero tengo que viajar mucho, lo que hace difícil sentar cabeza y formar una familia, ¿sabes?

—¿Eso que tiene de importante?, si no disfrutas, ¿de qué te sirve la familia? — dio un golpe a la mesa con el ceño fruncido antes de tomar todo el contenido de su vaso de un solo trago.

—Veo que tienes anillo, ¿estás casada? — todo su cuerpo tembló al hacer esa pregunta.

—¿Eh?, ah... Sí, lo estoy, aunque igual es nefasto— estiró su vaso vacío, la cantante se aseguró de volver a llenarlo para que la conversación continuara.

—¿No te satisface tu esposa?

—Claro que no, es demasiado "blanda", ¿sabes?, es más divertido hacerlo con otras mujeres que obligarla a acostarse conmigo, se la pasa llorando todo el tiempo, muy ruidosa.

Yoshiko la vio seguir bebiendo con tranquilidad, como si lo que acabara de decir no fuera de lo más horrible que haya escuchado, tuvo que tomarse un momento para calmarse y no romperle la botella de whisky en la cabeza.

—Ya veo... — por más que lo pensara, no sabía como seguir con la conversación, su mente se había quedado completamente en blanco.

—Pero también es bueno, es una buena ama de casa, eso es lo único útil que puede hacer, en todo lo demás podría ser mejor— hacia gestos con la mano mientras hablaba, restandole importancia a cada cosa que decía.

Songs for My MuseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora