Capítulo 2

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Tamara veía la ecografía que su tía había puesto en el grupo de la familia y como nadie le había contestado. A pesar de todos los años que habían pasado desde aquel día, la familia materna de Viviana aun no podía perdonarla del todo por lo que había hecho, y menos por lo que hizo después.

Resultó que aquella ocasión donde ella los encontró no había sido su primera vez, y se descubrió gracias a que semanas después se enteró que Viviana estaba embarazada.

Enrique, por supuesto, era el padre.

Las familias se pelearon, incluso los padres de Enrique se unieron a la contienda entre lo que era moral y lo que no lo era, pero al final la boda fue inevitable. Tamara y su familia no asistieron a la pequeña ceremonia que organizó la familia del novio, pero si lamentaron mucho cuando supieron que Viviana había tenido un aborto espontaneo durante su luna de miel.

Tamara no era un monstruo después de todo, ella sabía que lo que se formaba en el vientre de la adúltera de su prima no tenía culpa alguna.

Después de la lamentable situación continuaron casados, Enrique terminó su carrera y empezó a trabajar en una pequeña constructora y Viviana volvió a sus clases que había suspendido por la boda y el embarazo. Ahora, después de algunos tratamientos con el obstetra, su prima había podido quedar embarazada de nuevo, y su tía estaba contenta con la noticia.

La única del grupo familiar, al parecer.

– Licenciada Villas – tocaron a su puerta mientras bloqueaba su celular y decidía no mandar ningún sticker de felicitaciones – no olvide la junta programada con la constructora Mineros, empieza en 15 minutos y el gran jefe va a estar en ella.

– De acuerdo y gracias por recordármelo.

Sintiendo el nerviosismo de costumbre, como cada que presidiría una junta con el licenciado Gueller como espectador, terminó de ver los gráficos y tomó su carpeta y el bloc de apuntes.

Normalmente los contadores eran quienes trabajaban en la empresa como los operadores de santa en el polo norte, haciendo los juguetes en forma de números, procesando la información y balanceándola, los de finanzas eran los del dinero, quienes presidian las juntas como esa. Desgraciadamente en esta ocasión ella no pudo zafarse y le tocaba soportar.

Entrando cuando aún estaba todo en silencio, comenzó a repasar los puntos importantes hasta que su celular sonó.

– ¿Hola?

– Tammy, cariño, ¿Cómo estás?

Era su madre, seguro había visto la ecografía y creyó que su hija necesitaba consuelo, pero la verdad era que no. Tamara había dejado de interesarse por ello desde que vio las fotos de la boda y se dio cuenta que, destrozada o no, ellos ya estaban casados, Viviana llevaba en su vientre al hijo de Enrique ¿Qué más podía hacer ella además de pasar página?

Tanto odio era malo para el alma.

– Yo estoy bien, un poco nerviosa porque tengo junta en unos minutos más.

– Tu puedes contra todos ellos cariño.

Su madre no tenía ni idea de lo que hacía en su trabajo, pero la apoyaba incondicionalmente. Sus padres sin duda eran de los mejores regalos que la vida le pudieron dar.

– Gracias mamá, salúdame a papá, debo dejarte porque ya está por empezar la junta

– De acuerdo, pero tu primo Jerry te va a...

– Si mamá, adiós.

Colgando rápidamente se enderezó al escuchar voces en el pasillo y después como se abría la puerta para dejar pasar a San, el señor Belmonte y los que parecían ser los dueños de la constructora. Tamara se levantó para saludar a todos de forma profesional cuando se topó con un muro forrado de traje gris oscuro.

1.5) Como Relatos para Ingenieros y ArtistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora