Al final Tamara tuvo razón, Ava le dijo que si al señor Gueller y de pronto el restaurante se llenó de felicidad y regocijo.
Todos los amigos y compañeros de trabajo se habían acercado para felicitar a la amorosa pareja, e incluso ella se llevó una sorpresa al ver que el señor Gueller le agradecía con una sonrisa en el rostro. Jamás esperó algo así de su jefe, pero podía notarse su completa felicidad. Algo que lleno su corazón con pensamientos cálidos.
El león parecía haber encontrado a su pareja.
Luego de dar un brindis y de tomarse mil fotos, a petición de Isabel y la madre del señor Gueller, la fiesta estaba en su momento más escandaloso y divertido. En la pista de baile improvisada Tam veía como el señor Belmonte arrastraba a Isabel para bailar la macarena, riéndose y aplaudiendo junto con los que estaban ahí.
Ella ya había terminado la bebida que tenía en su copa, así que se quedó mirando con una sonrisa hacía sus compañeros que bailaban de forma descoordinada, probablemente producto de todo el alcohol que habían ingerido.
Estaba preguntándose cuál sería el primero en vomitar cuando sintió una presencia a su lado.
– Al fin te dejas ver – se quejó Charlie mientras se sentaba – definitivamente necesito hablar con Gueller sobre la carga de trabajo que les deja a sus gerentes. No pude verte ni almorzar contigo en lo que resto de la semana.
Tam se había preparado mentalmente para el encuentro, se había dicho a si misma lo que tenía que decir, lo ensayó en el espejo muchas veces, pero ahora, viendo de frente al chico guapo, ella simplemente...
– En realidad es comprensible, organizar una boda será un desgaste mental para el jefe y Ava, lo normal es que nos carguen más de trabajo.
Tamara Villas, eres la mujer más cobarde que he conocido.
– Tienes algo de razón, pero me sigue pareciendo injusto.
Escuchando las risas de la pista, Tam estaba por cometer la locura de decirle si quería ir a bailar con ella cuando volteó y se encontró a un Charlie muy serio.
– Vaya que se están divirtiendo ¿he? – dijo ella en un intento por aligerar el ambiente.
Charlie miró unos momentos hacía la pista y asintió en reconocimiento, para después concentrar todo su bello rostro en ella.
– ¿Podemos ir a los jardines un momento?
Con el corazón saltándose un latido Tam lo miró por un momento y después simplemente aceptó. Con cierto recelo se levantó de su lugar y lo siguió entre las mesas y el pasillo que daba a las afueras del restaurante.
En el patio había dos grandes columpios adornados con hermosas enredaderas que muchas veces las persona usaban para tomarse fotos, y ahí fue a donde Charlie la llevó.
Desde donde estaban podía verse la pista de baile gracias a las puertas con arco que dividían los jardines del salón y Tam rápidamente notó a la pareja protagonista de la noche.
Ava siempre había sido hermosa y el vestido que estaba usando en esos momentos la hacía ver como una verdadera princesa, su mirada y su sonrisa brillante delataban lo mucho que quería al hombre que la tenía en sus brazos. ¿Ella había experimentado eso alguna vez? ¿Realmente llegó a querer a Enrique lo suficiente como para haberlo mirado con aquella devoción?
Ahora mismo lo dudaba.
Una larga lista de dudas fue lo que dejó atrás su relación, como un baúl lleno de recuerdos que ahora le gustaría cerrar y tirar, pero que desgraciadamente no podía, estaba anclado a ella, de forma permanente. La cuestión aquí era ¿Qué pesaba más? ¿La traición de tu novio al que veías ya como el padre de tus hijos? ¿o la de tu prima a la que veías y amabas como una hermana?

ESTÁS LEYENDO
1.5) Como Relatos para Ingenieros y Artistas
RomanceAva y Adam ya tienen una hermosa familia consolidada y estás viviendo su felices para siempre. Pero ellos no son los únicos que tuvieron que atravesar obstáculos para llegar a eso. Amárrate bien los calzones y prepárate unos ricos roles de canela...