La respuesta era simple. Si, Carlos Perea valía muchísimo la pena. Pero ¿era suficiente como para ella tener que lidiar de nuevo con aquella herida que ya había cerrado por completo? ¿Era realmente tan valiente como para traer de nuevo esa historia del pasado? Hasta ese momento ella había sido una completa ilusa, creyendo que las conversaciones y las "no citas" con Carlos eran realmente solo una forma de expresar su amistad.
No había nada amistoso en lo que ella sentía por él.
La forma en la que la veía, la forma en la que le sonreía, como el hombre había retrocedido cuando comenzaba a sentir pánico sobre su acercamiento. Él había sido tan abierto con ella, demostrándole la confianza que le había entregado y que Tamara sabía que no se merecía realmente.
El hombre la veía en espera de una respuesta y ella no sabía qué hacer. Si le decía que sí podría estarle mintiendo, si le decía que no podría alejarlo para siempre. Fajándose los pantalones de niña grande tuvo que pensar rápido en la respuesta, sopesar los pros y los contras. Vivir como lo había estado haciendo hasta el momento, tranquila, anestesiada, sin dramas. O lanzarse y atravesar una serie de dolorosos recuerdos al lado de ese hombre.
Era una cobarde, y lo sabía muy bien...
– Si Charlie, yo... quiero intentarlo.
Pero no era una tonta, sabía que la forma en la que había estado viviendo no había sido vida en absoluto.
Que duela es signo que estoy sintiendo algo, se animó, y yo ya no quiero fingir que no siento.
Dándole la mejor sonrisa de chico guapo que había visto en su vida, le dio un beso en la mejilla y después, sin presionarla por más, encendió el carro y se fueron directo a la plaza donde se encontraba el cine.
El silencio que había entre ellos no era incomodo, sino que reflejaba muy bien lo que acababan de prometer. Prácticamente Tamara aceptó buscar una forma de estar con Charlie y, aunque eso le daba demasiado pánico, tuvo que repetirse que el hombre a su lado valía lo suficiente como para hacer ese sacrificio.
– Espero no esté muy lleno – le dijo él luego de bajar del auto en el estacionamiento – lo más tardado será la fila para conseguir las palomitas.
Tomándola completamente por sorpresa, el hombre la agarró de la mano y entraron juntos. Tal y como dijo Charlie el lugar estaba lleno, pero afortunadamente pudieron comprar antes de que iniciara la película
– Me alegra verte tan valiente Tam – habló él luego de un rato en silencio – eso solo me hace querer ser exactamente igual.
Tamara no había pensado que su coraje fuera un impulso para la autoestima de Charlie, pero al escucharlo su corazón comenzó a calentarse y su sonrisa se volvió genuinamente brillante. Su pánico comenzando a amainar, su mano acostumbrándose rápidamente al calor de la de él.
Una vez armados con sus palomitas y refresco, entraron a la sala y subieron hasta la última fila del lugar que poco a poco se iba llenando.
– Ni siquiera sé de qué va la película – le dijo ella poniendo su refresco en el portavaso del lado contrario, dejando subido el que había en medio de ellos.
– Es sobre una mujer que tuvo dos hijos, le dio depresión post-parto, los mató y luego se suicidó, ahora vaga por la cabaña que era suya matando otras personas.
– ¿Me estás hablando de la llorona?
– Algo parecido.
Dejando la charla para después, la película comenzó y Charlie, como siempre, se enfrasco completamente en ella, Tam de vez en cuando se ponía la mano en la cara y entre medio de los dedos dejaba un pequeño espacio para ver por ahí.
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1.5) Como Relatos para Ingenieros y Artistas
RomanceAva y Adam ya tienen una hermosa familia consolidada y estás viviendo su felices para siempre. Pero ellos no son los únicos que tuvieron que atravesar obstáculos para llegar a eso. Amárrate bien los calzones y prepárate unos ricos roles de canela...