Tamara miró el edificio del que acababa de salir y sintió una corriente de felicidad atravesar su cuerpo. Lo había logrado, había conseguido entrar a trabajar a la corporación Gueller.
A pesar de tener muchas cosas en contra, como aun faltarle un semestre para terminar la universidad, había sido la mejor calificada para el puesto de asistente F del departamento de contaduría. Si, era el puesto más bajo del departamento, pero eso no importaba, menos en una corporación tan grande como lo era la de los Gueller.
Desde que estaba a mitad de preparatoria ella había empezado a soñar con pertenecer a la empresa, se esforzó mucho, se quemó las pestañas estudiando y trabajando a medio tiempo en despachos o incluso en proyectos escolares en el centro de contraloría del estado, todo para tener un curriculum basto y lo suficientemente apetecible para que los de recursos humanos la aceptaran. Y lo hicieron. Tanto trabajo había dado sus frutos, incluso pasó la noche anterior planchándose el pelo porque su cabello excesivamente chino era, según su prima, un desastre poco profesional.
Notando que había salido antes de lo planeado estaba por llamar a Enrique, su novio, pero decidió mejor no hacerlo. El pobre había estado estudiando mucho para sus finales del semestre, ella intentaba ayudarle en todo lo que pudiera, pero Enrique estaba estudiando Ingeniería civil y ella poco sabia del tema.
Decidiendo dejarlo dormir otro poco, llegó a su cafetería favorita y compro ese pay de limón con extra crema batida que su prima Viviana poco la dejaba comer porque "Tu cuerpo no está como para comer raciones extra Tammy". No era gorda, pero tampoco era delgada, Viviana, por otro lado, si era más del lado delgado de modelo, lo había heredado de la familia paterna, porque del lado materno todas representaban muy bien el "cuerpo latino".
Tam no era de las que se acomplejaba por su aspecto, pero, dado que estaba por ingresar a una empresa de la envergadura de Corporación Gueller, bueno, entonces tal vez debería tomar algunos de los consejos que diario le daba Viviana.
Tomando el autobús hacía el conjunto de departamentos que compartía con Enrique, agradeció el tiempo que paso sola en el camino para suspirar y asimilar la suerte que tenía. Incluso su mente hiperactiva la hizo pensar en lo que compraría con su primer sueldo, en el dinero que les mandaría a sus padres y en el auto que ella y Enrique querían comprarse para no tener que depender del transporte público todo el tiempo.
Llegando a su departamento abrió la puerta barajeando entre su bolso y el pay cuando notó algo peculiar, su vela de mandarinas estaba encendida y en la mesita de centro había un plato con botanas a medio comer. Poniendo el pay en la mesa camino hacía el cuarto cuando escuchó algo que le aceleró el corazón de un golpe.
No, pensó tratando de calmarse, eso que escuché no pudo ser un gemido, es imposible.
Pero la parte lógica de su cerebro le gritaba que debía prepararse para lo que estaba por ver. Abriendo de golpe la puerta no le quedó duda alguna sobre lo que estaba pasando. Enrique estaba tendido en la cama, completamente desnudo, con una mujer encima de él montándolo. El impacto de lo que veía fue aún más mortal porque también conocía a la mujer.
Era Viviana.
– Tammy – gritó el imbécil empujando a su prima haciendo que se cayera de la cama – Nena, espera, puedo explicarlo.
– ¿Enserio? ¿Puedes explicar el hecho de que te estabas cogiendo a mi prima, en la cama que yo compré, en la casa que yo putas estoy pagando?
– Perdóname Tammy, cariño, en realidad yo me equivoque, ella llegó y...
– ¿Y qué? – preguntó Tamara sintiendo que estaba por explotar, veía todo borroso, probablemente estaba llorando, no importaba, nada parecía importar en ese momento. Mirando a su prima que se tapaba con las sabanas el cuerpo, viendo hacía el piso en señal de vergüenza, se tuvo que decir a si misma que arrancarle el cabello en realidad no iba a servir de nada. Nada de lo que les dijera o hiciera iba a cambiar lo que habían hecho.
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1.5) Como Relatos para Ingenieros y Artistas
RomanceAva y Adam ya tienen una hermosa familia consolidada y estás viviendo su felices para siempre. Pero ellos no son los únicos que tuvieron que atravesar obstáculos para llegar a eso. Amárrate bien los calzones y prepárate unos ricos roles de canela...