Capítulo 3: Tensión en el Vestuario

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El vestuario del Arsenal Femenino siempre había sido un lugar de camaradería y compañerismo, pero desde la llegada de Mariana Reyes, el ambiente se había vuelto un poco más complejo. La nueva delantera colombiana, con su talento innegable y su carisma arrollador, no había tardado en dejar una marca, aunque no siempre de la manera más positiva. Las jugadoras empezaban a sentir la tensión causada por sus coqueteos constantes, y la armonía del equipo parecía pender de un hilo.

La mañana comenzaba temprano en el campo de entrenamiento del Arsenal. Las jugadoras se reunían en el vestuario, preparándose para el día que les esperaba. Beth Mead y Vivianne Miedema, pareja dentro y fuera del campo, conversaban en una esquina, mientras Kim Little, la experimentada mediocampista y capitana, revisaba las estrategias del día. Steph Catley, con su habitual sonrisa, se sentaba cerca de su taquilla, ajustándose las espinilleras.

Mariana llegó con su característica energía, saludando a todos con un brillo en los ojos. Su actitud positiva era contagiosa, pero también llevaba consigo una carga de tensión que no todas las jugadoras sabían cómo manejar.

—¡Buenos días, chicas! ¿Listas para un gran día de entrenamiento? —dijo Mariana, dejando su mochila en su taquilla y comenzando a cambiarse.

—¡Buenos días, Mariana! —respondieron varias jugadoras al unísono, algunas con más entusiasmo que otras.

Mariana se acercó a Steph, sentándose a su lado y ofreciéndole una sonrisa coqueta.

—Steph, ¿te apetece un café después del entrenamiento? Creo que podríamos hablar de algunas tácticas... y otras cosas —dijo Mariana, su voz suave y seductora.

Steph se sonrojó, claramente incómoda, pero intentó mantener la compostura.

—Eh, gracias, Mariana, pero ya tengo planes con Kim. Tal vez otro día —respondió Steph, tratando de ser educada.

Mariana no se dio por vencida tan fácilmente.

—Bueno, la oferta sigue en pie. Seguro que tendremos muchas oportunidades de conocernos mejor —dijo Mariana, guiñándole un ojo antes de alejarse para continuar preparándose.

Leah Williamson observaba la escena desde su lugar cerca de la puerta. Como capitana, sentía la responsabilidad de mantener la cohesión del equipo y asegurarse de que todas las jugadoras se sintieran cómodas. La actitud de Mariana estaba comenzando a causar distracciones y tensiones que podían afectar el rendimiento del equipo en el campo.

Cuando todas estuvieron listas, Leah se levantó y golpeó ligeramente la puerta del vestuario para llamar la atención.

—Chicas, antes de salir al campo, quiero recordarles la importancia de mantenernos enfocadas y unidas. Tenemos un partido importante pronto, y necesitamos estar en nuestra mejor forma tanto física como mentalmente. La comunicación y el respeto son clave para nuestro éxito —dijo Leah, su voz firme pero comprensiva.

Mariana asintió, aparentemente tomando en serio las palabras de Leah, pero Leah sabía que tendría que abordar la situación de manera más directa si quería resolver las tensiones crecientes.

El entrenamiento transcurrió sin incidentes mayores, aunque la tensión era palpable. Mariana seguía mostrando su increíble habilidad con el balón, pero sus coqueteos continuos, aunque más sutiles, no pasaban desapercibidos para Leah. Cuando el entrenamiento terminó, Leah decidió que era el momento de tener una conversación seria con Mariana.

Esperó a que las demás jugadoras se dirigieran al vestuario antes de acercarse a Mariana, quien estaba hablando con Ani cerca del campo.

—Mariana, ¿puedo hablar contigo un momento? —dijo Leah, tratando de mantener un tono amable pero firme.

Más que Fútbol - Leah Williamson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora