Capítulo 16: Una cita

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El aire de Londres era fresco y limpio, y el cielo estaba salpicado de nubes suaves como algodón. Leah y Mariana habían acordado que esta noche sería especial. Después de semanas de confesiones y sentimientos compartidos, Mariana había decidido dar el siguiente paso y organizar su primera cita oficial. Quería que todo fuera perfecto.

Desde la mañana, Mariana había estado nerviosa y emocionada. Se encontraba en su apartamento, frente al espejo, eligiendo cuidadosamente su atuendo. Quería verse perfecta para Leah, alguien que había llegado a significar tanto para ella.

Finalmente, optó por un vestido elegante pero sencillo, de un suave color marfil que realzaba su piel. Era de corte A, con tirantes finos y una falda que caía suavemente hasta sus rodillas. Combinó el vestido con unos zapatos de tacón bajo, también de color marfil, y unos delicados pendientes de perla. Su cabello, usualmente libre y suelto, lo recogió en un moño elegante, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro.

Mientras se miraba en el espejo, Mariana sintió una mezcla de nervios y emoción. Quería que esta noche fuera perfecta, pero más que nada, quería que Leah supiera cuánto significaba para ella.

Leah, por su parte, también se preparaba con cuidado. Quería impresionar a Mariana y mostrarle cuánto apreciaba el esfuerzo que estaba poniendo en esta cita. Eligió un conjunto elegante pero casual: una blusa de seda azul marino, combinada con unos pantalones ajustados negros y unos zapatos de tacón bajo. Dejó su cabello suelto, cayendo en suaves ondas sobre sus hombros, y se puso un poco de maquillaje para resaltar sus ojos.

Al mirarse en el espejo, Leah sintió una mezcla de anticipación y felicidad. Sabía que esta noche marcaría el comienzo de algo hermoso entre ella y Mariana.

Mariana había elegido un restaurante íntimo y romántico para su cita. Se encontraba en una zona tranquila de Londres, lejos del bullicio de la ciudad. El restaurante, llamado "La Belle Étoile," era conocido por su ambiente acogedor y su excelente cocina francesa. Mariana había reservado una mesa en una esquina privada, con vista a un pequeño jardín iluminado por luces de hadas.

Cuando Leah llegó al restaurante, su corazón latía con fuerza. Mariana estaba esperando en la entrada, luciendo absolutamente radiante. Al ver a Leah, Mariana sonrió, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

—Estás hermosa —dijo Leah, acercándose a Mariana y tomando su mano.

—Tú también, Leah. Estoy tan feliz de que estemos aquí —respondió Mariana, sintiendo una ola de felicidad y nerviosismo al mismo tiempo.

El camarero las condujo a su mesa, y ambas se sentaron, sintiendo la magia del momento. La luz de las velas parpadeaba suavemente, creando un ambiente cálido y romántico. Los sonidos suaves de la música francesa llenaban el aire, haciendo que todo pareciera aún más perfecto.

La cena comenzó con una botella de vino, seleccionada cuidadosamente por Mariana. Querían que todo fuera especial, desde el vino hasta la comida. Mientras el camarero vertía el vino en sus copas, Leah y Mariana se miraron a los ojos, sintiendo la conexión profunda que las unía.

—Por nosotras —dijo Mariana, levantando su copa—. Y a esta nueva etapa de nuestras vidas.

— Por nosotras —repitió Leah, chocando suavemente su copa con la de Mariana.

La conversación fluyó con facilidad, como siempre lo hacía entre ellas. Hablaron de sus sueños, de sus miedos, y de todo lo que esperaban del futuro. Cada palabra compartida reforzaba su conexión, haciendo que se sintieran más cercanas que nunca.

—Leah, quiero que sepas que estar contigo me hace sentir más feliz de lo que nunca imaginé. Eres una persona increíble, y estoy tan agradecida de tenerte en mi vida —dijo Mariana, sus ojos brillando con sinceridad.

Más que Fútbol - Leah Williamson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora