Capítulo 33: Redención

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El sol se ponía sobre Londres, teñiendo el cielo de un naranja profundo mientras las jugadoras del Arsenal se preparaban para uno de los partidos más importantes de la temporada. La atmósfera en el vestuario estaba cargada de tensión y emoción. Este partido no solo determinaría su posición en la liga, sino que también era una oportunidad para que Mariana demostrara su valía después de una temporada llena de altibajos.

Mariana, sentada en su rincón habitual, ajustaba sus tacos mientras repasaba mentalmente las jugadas y estrategias que habían practicado. Leah, siempre atenta a sus compañeras, notó la mezcla de concentración y nerviosismo en el rostro de Mariana. Se acercó y le puso una mano en el hombro.

—Vamos a hacerlo increíble, Mari. Confía en ti misma, porque nosotros confiamos en ti. —le dijo Leah con una sonrisa.

Mariana asintió, sintiendo una oleada de confianza renovada. Las palabras de Leah siempre lograban calmar sus nervios y recordarle por qué amaba tanto este deporte y a su equipo.

El estadio estaba lleno a rebosar, con los cánticos y gritos de los fans resonando en cada rincón. El pitido inicial dio comienzo al partido, y el Arsenal salió al campo con una determinación palpable. Desde el primer minuto, quedó claro que sería un encuentro reñido, con ambos equipos luchando ferozmente por cada balón.

El primer tiempo transcurrió sin goles, pero con muchas oportunidades y momentos de alta tensión. Mariana estuvo en el centro de varias jugadas clave, demostrando su habilidad para controlar el balón y crear oportunidades para sus compañeras. Sin embargo, cada intento de gol fue frustrado por la sólida defensa del equipo contrario.

Con el inicio del segundo tiempo, la presión aumentó. Ambos equipos sabían que un solo gol podría definir el resultado del partido. El Arsenal seguía atacando con ferocidad, pero la defensa rival se mantenía firme.

A medida que el reloj avanzaba, la ansiedad comenzaba a apoderarse de los fans y las jugadoras. Los gritos de ánimo desde las gradas se intensificaban, impulsando a las jugadoras a seguir luchando. Leah, como capitana, se mantuvo en constante comunicación con sus compañeras, organizando la defensa y alentando a todas a no rendirse.

Faltaban solo cinco minutos para el final del partido cuando el Arsenal consiguió un tiro de esquina. El estadio entero contuvo el aliento mientras Mariana se preparaba para ejecutar el tiro. Sabía que esta era una de las últimas oportunidades para marcar y asegurar la victoria.

Mariana tomó aire y se concentró. Con un golpe preciso, envió el balón al centro del área. En medio del caos, el balón rebotó en varias jugadoras antes de llegar a los pies de Leah, quien rápidamente lo pasó de vuelta a Mariana, que había seguido la jugada. Sin pensarlo dos veces, Mariana disparó con fuerza y precisión.

El balón voló hacia la esquina superior derecha de la portería, fuera del alcance de la arquera. El estadio estalló en un rugido ensordecedor cuando el balón tocó la red. ¡Gol! Mariana había anotado el gol decisivo en uno de los momentos más cruciales de la temporada.

Las jugadoras del Arsenal corrieron hacia Mariana, abrazándola y levantándola en el aire. Leah fue la primera en llegar, envolviendo a Mariana en un abrazo fuerte y lleno de orgullo.

—¡Sabía que podías hacerlo! —gritó Leah por encima del ruido de la multitud.

Mariana, con lágrimas de alegría en los ojos, sonrió mientras sus compañeras la rodeaban, celebrando su increíble hazaña. Los fans en las gradas cantaban su nombre, y el estadio vibraba con la euforia de la victoria inminente.

El pitido final del árbitro confirmó la victoria del Arsenal. Las jugadoras, exhaustas pero eufóricas, se abrazaron y celebraron en el campo. Para Mariana, este gol no solo significaba una victoria para el equipo, sino también una redención personal. Había demostrado su valía y había contribuido de manera decisiva en uno de los momentos más críticos de la temporada.

En el vestuario, las celebraciones continuaron. Las jugadoras no dejaban de felicitar a Mariana, recordándole lo increíble que había sido su gol.

—¡Ese fue uno de los mejores goles que he visto! —dijo Jordan Nobbs, dándole una palmada en la espalda.

—Definitivamente serás recordada por ese gol, Mari. —agregó Beth Mead, con una sonrisa amplia.

Las redes sociales estaban inundadas de mensajes de felicitación y apoyo de los fans. Los hashtags #GolDeMariana y #HéroeDelArsenal se volvieron tendencia en cuestión de minutos. Los comentarios llenos de admiración y alegría confirmaban el impacto que Mariana había tenido no solo en el equipo, sino también en la afición.

Esa noche, después de la celebración en el vestuario, Leah y Mariana regresaron a su apartamento. Aún llenas de la euforia de la victoria, se sentaron juntas en el sofá, recordando los momentos más destacados del partido.

—No puedo creer que anoté ese gol. —dijo Mariana, apoyando su cabeza en el hombro de Leah.

—Yo sí puedo. Siempre he sabido lo talentosa que eres. —respondió Leah, acariciándole el cabello.

Leah se levantó y fue a buscar algo en su bolso. Regresó con una botella de champán y dos copas.

—Creo que esto merece una celebración especial. —dijo Leah, abriendo la botella y sirviendo dos copas.

Brindaron por la victoria y por el increíble gol de Mariana. Mientras bebían, Leah miró a Mariana con una sonrisa llena de amor y orgullo.

—Estoy tan orgullosa de ti, Mari. No solo por el gol, sino por todo lo que has superado esta temporada. Eres una inspiración para todas nosotras.

Mariana, tocada por las palabras de Leah, se inclinó hacia adelante y la besó suavemente.

—Gracias, Leah. No podría haberlo hecho sin tu apoyo. Eres mi roca y mi inspiración. —respondió Mariana, abrazándola con fuerza.

Mientras se relajaban juntas, Mariana reflexionó sobre todo lo que había pasado esta temporada. Desde las dudas y los desafíos hasta el increíble apoyo de Leah y sus compañeras, cada momento había sido una lección de fuerza y determinación.

—He aprendido tanto este año. —dijo Mariana, mirando a Leah. —He aprendido a confiar en mí misma, a apoyarme en los demás y a nunca rendirme. Este equipo, tú... todo significa el mundo para mí.

Leah asintió, sabiendo exactamente lo que Mariana quería decir.

—Y siempre estaremos aquí para ti, Mari. Porque somos una familia, en las buenas y en las malas. —respondió Leah, tomando la mano de Mariana.

El día siguiente, los titulares de los periódicos deportivos estaban llenos de elogios para Mariana y su gol decisivo. Los artículos destacaban no solo su talento, sino también su capacidad para rendir en los momentos más críticos.

"Mariana Reyes: La Heroína del Arsenal" decía uno de los titulares. Otro artículo hablaba sobre cómo su gol había asegurado una posición clave para el Arsenal en la liga y había demostrado su importancia en el equipo.

Los fans seguían celebrando en las redes sociales, compartiendo videos del gol y comentando sobre la increíble temporada que estaba teniendo Mariana. Los mensajes de apoyo y admiración eran abrumadores.

Cuando el equipo regresó al entrenamiento, el ambiente era mucho más ligero y lleno de energía positiva. Las jugadoras estaban motivadas y listas para seguir luchando en los próximos partidos. Mariana, ahora con una confianza renovada, se sentía más integrada y valorada que nunca.

Durante una de las sesiones, Leah se acercó a Mariana y le dijo:

—Sigamos así, Mari. Esto es solo el comienzo de algo increíble. —le dijo Leah con una sonrisa.

Mariana asintió, sintiendo una profunda conexión con Leah y el resto del equipo. Sabía que, con su apoyo, podía superar cualquier desafío y seguir creciendo como jugadora y como persona.

La redención de Mariana fue un momento crucial para el Arsenal. Su gol decisivo no solo aseguró una victoria importante, sino que también fortaleció su posición en el equipo y consolidó su confianza en sí misma.

Con Leah a su lado y el apoyo incondicional de sus compañeras, Mariana sabía que estaba lista para enfrentar cualquier desafío. Juntas, continuarían luchando, ganando y demostrando que la verdadera fuerza de un equipo reside en su unidad y determinación.

Más que Fútbol - Leah Williamson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora