Capítulo 78: El Gran Día

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El día de la boda finalmente llegó, y la emoción estaba en el aire. Leah y Mariana se despertaron temprano, cada una en habitaciones separadas para mantener la tradición de no verse antes de la ceremonia. Sentían una mezcla de nervios y felicidad, sabiendo que el momento que habían estado esperando estaba a solo unas horas de distancia.

El jardín estaba transformado en un paraíso floral. Los invitados comenzaron a llegar, admirando la decoración y la belleza del entorno. La música suave de un cuarteto de cuerdas llenaba el aire, creando una atmósfera de ensueño. Las sillas estaban dispuestas en semicírculo alrededor de un hermoso arco decorado con flores blancas y lilas. Bajo ese arco, Leah y Mariana se jurarían amor eterno.

Mariana se preparó en una suite junto a su madre, Beth y Vivianne. La atmósfera era de anticipación y emoción mientras el equipo de estilistas trabajaba para asegurarse de que todo fuera perfecto. El vestido de Mariana, un diseño de encaje marfil, colgaba en la esquina de la habitación, esperando ser usado.

—¿Estás lista para esto, cariño? —preguntó la madre de Mariana, sonriendo mientras ajustaba su velo.

—Más que lista, mamá. No puedo esperar para caminar hacia el altar y ver a Leah —respondió Mariana, con una sonrisa radiante.

Beth y Vivianne ayudaron a Mariana a ponerse su vestido, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. Cuando Mariana se miró en el espejo, se sintió abrumada por la emoción. Su vestido era perfecto, con un delicado encaje que resaltaba su figura y un largo velo que caía con elegancia.

—Te ves hermosa, Mariana. Leah va a quedar sin palabras —dijo Vivianne, con lágrimas en los ojos.

—Gracias, chicas. No podría haber hecho esto sin ustedes —respondió Mariana, abrazándolas.

Leah, por su parte, se encontraba en otra suite, acompañada por su madre. Aunque intentaba mantenerse calmada, la emoción y los nervios eran palpables.

—Hoy es el día, Leah. Estás a punto de casarte con la mujer de tus sueños —dijo su mamá, ayudándola a arreglarse el cabello.

—No puedo creerlo. Siento como si estuviera soñando —respondió Leah, mientras la estilista le daba los últimos toques a su peinado.

Una vez vestida, Leah se miró en el espejo. Su vestido de seda blanco era elegante y sencillo, resaltando su figura atlética y su belleza natural. Sus ojos brillaban con anticipación.

—Estás deslumbrante, Leah. Mariana va a llorar de emoción cuando te vea —dijo su madre, sonriendo orgullosa.

—Gracias, mamá. No puedo esperar para verla también. Todo esto ha sido como un cuento de hadas —respondió Leah, con una mezcla de nervios y felicidad.

El jardín estaba transformado en un paraíso floral. Los invitados comenzaron a llegar, admirando la decoración y la belleza del entorno. La música suave de un cuarteto de cuerdas llenaba el aire, creando una atmósfera de ensueño.

Finalmente, llegó el momento. Los invitados tomaron sus asientos y la música cambió a una melodía más solemne. Leah se situó en su lugar junto al altar, su corazón latiendo con fuerza mientras esperaba a Mariana.

Mariana apareció al final del pasillo, tomada del brazo de su padre. Cuando Leah la vio, su respiración se detuvo. Mariana estaba deslumbrante en su vestido de encaje marfil, con una sonrisa radiante y los ojos brillantes de emoción. Los invitados se pusieron de pie, admirando a la hermosa novia que caminaba hacia el altar.

Leah sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas al ver a Mariana. Todo el esfuerzo, la espera y los nervios valieron la pena en ese momento.

—Estás increíble, amor —susurró Leah, con lágrimas en los ojos.

Más que Fútbol - Leah Williamson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora