Capítulo 74: Propuesta

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El último día en las Maldivas se presentó radiante, con el sol dorando las arenas y el mar cristalino reflejando un cielo sin nubes. Leah y Mariana habían pasado una semana de ensueño, explorando y disfrutando de cada momento en su villa privada. Pero ese día tenía un significado aún más profundo para Mariana, que había estado planeando cada detalle con esmero y amor.

Mariana se despertó temprano, su corazón palpitando con una mezcla de nervios y emoción. Sabía que esa noche sería un punto de inflexión en su vida y en la de Leah. Con cuidado, se deslizó fuera de la cama para no despertar a Leah y salió al balcón, donde el aire fresco de la mañana la ayudó a calmar sus pensamientos. Desde allí, contempló la vastedad del océano, buscando fuerzas y determinación para el momento que se avecinaba.

Después de desayunar juntas en la terraza, donde compartieron risas y sueños sobre su futuro, Mariana se excusó diciendo que tenía una sorpresa preparada para la noche y que necesitaba tiempo para organizar todo. Leah, intrigada pero confiada, aceptó con una sonrisa y decidió pasar la tarde relajándose en la playa.

Mientras Leah disfrutaba del sol y el mar, Mariana se reunió con el equipo del resort para ultimar los detalles de la cena romántica. Había elegido un lugar apartado de la villa, en una sección privada de la playa, donde las olas del mar serían la música de fondo perfecta para la velada. El personal del resort, ya familiarizado con los deseos de Mariana, se puso manos a la obra para crear un escenario mágico.

La decoración fue cuidadosamente seleccionada: una mesa pequeña y elegante, adornada con un mantel blanco de lino, rodeada de farolillos y velas que proporcionarían una luz cálida y acogedora. Flores frescas, principalmente lirios y rosas, fueron colocadas estratégicamente para añadir color y fragancia al ambiente. Alrededor de la mesa, una serie de antorchas fueron plantadas en la arena, formando un círculo que delimitaba el espacio y añadía un toque de intimidad.

Al caer la noche, Mariana volvió a la villa para prepararse. Eligió un vestido de verano ligero y elegante, en tonos claros que reflejaban la belleza del entorno. Su nerviosismo se incrementaba con cada minuto que pasaba, pero la visión de Leah relajada y sonriente al volver a la villa la llenó de una calma inesperada.

—¿Lista para la sorpresa? —preguntó Mariana, tomando suavemente la mano de Leah.

Leah asintió, su curiosidad mezclada con una palpable emoción. —Más que lista, Mari. ¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa —respondió Mariana con una sonrisa traviesa, guiándola hacia la playa.

Mientras caminaban, el cielo empezaba a teñirse de un suave tono naranja, y el sonido de las olas acompañaba sus pasos. Al acercarse al lugar, Leah empezó a distinguir la luz de las velas y las antorchas, y su expresión cambió de curiosidad a asombro.

—Mari, esto es... increíble —susurró Leah, deteniéndose un momento para absorber la escena.

—Quería que esta noche fuera especial —respondió Mariana, llevando a Leah hasta la mesa y ayudándola a sentarse.

La cena fue servida en seguida, platos exquisitos preparados con ingredientes frescos y locales. Compartieron una entrada de mariscos, seguida de un plato principal de pescado a la parrilla con verduras frescas, y un postre de frutas tropicales y chocolate. Cada bocado era un deleite, pero lo que hacía la noche realmente especial era la compañía y la atmósfera.

Entre cada plato, Leah y Mariana intercambiaron recuerdos y risas. Hablaron de sus momentos favoritos del viaje, de sus planes futuros y de lo afortunadas que se sentían de haberse encontrado. La conversación fluía con naturalidad, y Leah notó una chispa especial en los ojos de Mariana, una chispa que parecía brillar más intensamente esa noche.

Más que Fútbol - Leah Williamson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora