(31) R.E.M

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—¡Oye, deja de hacer eso! —Six le dio un suave empujón a Mono—, consígue tus propios panqueques.

—No peleen, siempre hay más —Nate puso otro plato en la mesa.

—Siempre.

—¡Doe! —Six se levantó de la mesa para ir a recibir a Doe—, ¿Listo para tu primer día de clases?

—¡Jaja! No.

—¿Qué pasa? —Nate le preguntó, puso el plato de Doe en la mesa y todos se sentaron a comer.

—Es raro, no quiero arruinar todo...

—¿Qué podrías arruinar? —Mono preguntó—, vas a estar bien, todos te van a adorar. Además los problemas van a empezar después cuando tengas que aprender trigonométricas.

—La escuela es una mentira, yo nunca entiendo nada —Six le dijo—, asi que no te preocupes, lo único que nos faltaría sería tener otro cerebro como Mono.

Nate miró a sus niños con cariño. Cada uno tenía sus propias aventuras en la escuela, y si bien la vida de él había cambiado desde que decidio adoptar, no lo cambiaría por nada. Darle un hogar a esos tres ha sido lo mejor que le ha pasado en la vida.

Sí, su vida seguía siendo bastante normal y monótona, pero tenía compañía. Y esos tres siempre le daban una aventura que vivir.

—Además, si no te gusta siempre hay más cosas en la vida que ser útil, yo te voy a mantener —Six le dijo a Doe.

Cuando adoptó a Mono, este rescató a Six de una situación complicada unos meses después de haber llegado a la casa de Nate, pero Six no estaba sola, ella estaba en búsqueda de un viejo amigo que tenía, o más que nada, un niño solitario en el mismo orfanato donde ella terminó, un niño del que solamente ella cuidaba y del que se iba a hacer cargo una vez saliera, lo que nunca llegó a ocurrir. En vez de eso, fue Nate quien logró encontrar a Doe y traerlo de vuelta a Six.

Ahora lo único que querían era la tranquilidad de una vida como la de los demás.

—Eso me gusta más, tienes que llevarme de viajes por el mundo y tenemos que tener una casa en la playa. Así cuando duerma voy a escuchar las olas.

—Eso suena genial —Mono dijo.

—¿Y desde cuando piensas que tu estás invitado?

—¿No lo estoy? Oye- Nate, yo creo que tu y yo tenemos que irnos en un crucero si es que ellos nos quieren dejar solo.

—Hablando de cruceros, ¿No quieren salir de vacaciones este año?

—¡Sí! —Mono fue el primero en responder—, obvio. Sí- sí. Mil veces sí.

—Estaria bien salir de vez en cuando —Doe dijo—, parece que todos van de vacaciones menos nosotros que tenemos una casa grande.

Su familia era chiquita, pero esos niños siempre le daban aventuras. No cambiaría lo que tenía por nada.
































Cuando Six despertó todos los demás ya estaban despiertos, menos Skoll, quien parecía tener el sueño pesado tras que veía a Rocket sacudiendo a la criatura.

—¿Cómo dormiste? —Mono le preguntó, estaba sentado en el sofá que ambos habían compartido para dormir.

A Six le había costado dormir en un comienzo, conciliar el sueño no venía rápido cuando sentía que estaba en peligro cada segundo que estaba en ese mundo, eventualmente pudo quedarse dormida, Mono sujetó su mano, haciéndola sentir más acompañada, y aún con todas las dudas en su cabeza y los pensamientos inundando su cerebro sin control; pudo quedarse dormida y descansar aunque sea por unas horas.

Pequeñas cosas perdidas/ Little NightmaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora