CAPÍTULO #3

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Esta es una adaptación de la historia de Lynne Graham llamada "Dinastía Griega".

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La antipatía de su abuelo le incomodaba de continuo. Hacía ya tres semanas que había llegado a su magnífica finca y cada día había sido un calvario. Había volado a Grecia con la inocente esperanza de intimar, e incluso querer, a ese abuelo que aún no conocía. En cambio, se había visto forzada a aceptar que era un hombre frío, malévolo, con una lengua viperina y carente de la menor pizca de afecto hacia ella.

-¿Me tomas por tonto? -Fernando Jauregui se rió al ver su intento de desairarlo

-.¿Por qué crees que te invité a visitarme? ¡Has aceptado todo lo que te he ofrecido porque tu madre está dándole a la botella de nuevo y los acreedores la están esperando en la puerta trasera de su casa!

La decepción le quitó la máscara de compostura que estaba intentando mantener y Lauren no pudo sostener la despreciativa mirada de su abuelo por más tiempo. Avergonzada, dejó caer la cabeza y una cortina de cabello color castaño descendió sobre su redondeado rostro haciéndole aparentar los diecinueve años que,

-¿Acaso no tengo razón? -se burló Fernando.

-Sí... -el admitirlo casi hizo que Lauren se atragantara, puesto que le hubiera encantado poder decirle que estaba equivocado y que su madre, Clara, se había desintoxicado y había dado un giro a su vida. Por desgracia, no era posible decir eso y la despreciativa satisfacción de su abuelo hacía que la humillación doliese aún más. Sospechaba que estaba felicitándose por su clarividencia cuando, dos décadas antes, le sugirió a su hijo que abandonase a su embarazada novia.

-¡Menuda yegua ganadora eligió Mike para tener a mi única nieta! Podría haber escogido entre las mejores herederas del mundo. Podría haberse traído una princesa para casarse con ella - Fernando Jauregui rugió-.

-Por aquel entonces yo ya era más rico que Midas y el dinero puede medirse con la sangre más noble. Pero mi hijo no tenía demasiadas luces, ¿no es así? Escogió una mujer que era una derrochadora, una lujuriosa y una prostituta...

Con el rostro en llamas, Lauren se irguió de improviso.

-¡No me quedaré aquí sentada mientras hablas de madre en ese tono!-¿Qué otra opción tienes? Necesitas mi dinero para sacarla de sus líos.

Tras esa contundente afirmación, Lauren perdió el color de su rostro. Bajó la cabeza y, enfurecida, tragó saliva. Lentamente, se hundió de nuevo en su asiento. Había aprendido cuando era aún muy joven que la penuria y la dignidad rara vez van de la mano. En cualquier caso, Fernando Jauregui tenía razón y la verdad no era muy agradable de oír: necesitaba su dinero. Su madre estaba hasta el cuello de deudas, bebía demasiado y, en la actualidad, se enfrentaba a varias demandas por facturas impagadas.

Pero Lauren estaba segura de que, si aliviaba a su madre del estrés de los problemas económicos, se la podía convencer de que ingresara de nuevo en una clínica de rehabilitación. Aunque fuera doloroso de aceptar, reflexionó Lauren con una sensación de vacío en el estómago, el dinero de Jauregui podía marcar la diferencia en cuanto a las posibilidades de vida o muerte que tenía su madre. Años y años de abusos con el alcohol habían dañado seriamente la salud de Clara.

-Te traje a Grecia sólo porque creo que puedes serme de alguna utilidad -Fernando dedicó a su nieta una mirada de impaciencia-.

-Será interesante comprobar si tienes el cerebro suficiente para reconocer un golpe de suerte cuando se te presenta delante de tus narices.

Lauren quedó asombrada por dicha afirmación.

-¿Qué piensas de Camila Cabello? -le preguntó Fernando con una sonrisa irónica. El desconcertante sonido de ese nombre hizo pedazos la compostura de Lauren. Totalmente sonrojada, apartó su atención de Fernando sin percibir la gélida mueca que había en sus labios.

-Es... es amable -consiguió decir finalmente, retirando otras palabras más entusiastas que podrían haberla puesto en evidencia delante de su abuelo. ¿Cómo podía hablar libremente de Camila sin revelar lo profundos que eran sus sentimientos hacia ella? Se había enamorado por primera vez en su vida, pero ése era su secreto y no tenía la menor intención de compartirlo con nadie. Después de todo, Camila tenía la oscura y peligrosa belleza de un ángel caído y ella era insignificante. Además. tenía sobrepeso.

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Pueden  ir a ver las historias del autor oficial y leerlas son muy buenas ❤️

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