Dinastía (Camren)

CAPÍTULO #10

Esta es una adaptación de la historia de Lynne Graham llamada "Dinastía Griega".

————————————————————————-

-Bueno, nunca pensé que fueras a quejarte, Camila. De hecho, me parece muy hipócrita que hagas ese tipo de comentarios...

-¿En serio?

-En serio. De verdad que no entiendo por qué te comportas de esta manera -lo acusó Lauren, apartando la silla de la mesa con un movimiento repentino-.

-¡Después de todo, debiste sentirte bastante aliviada cuando la enfermedad de Clara me dio una razón de peso para salir de tu vida otra vez!

-Eso no es cierto -afirmó Camila. Lauren estaba temblando. Cuando se trataba de hablar sobre cualquier asunto que estuviera relacionado con la humillación y el dolor que le había producido su matrimonio, Lauren perdía el control muy rápidamente.

-Lo siento -dijo con fiereza-.

-Pero eso no es un argumento muy convincente viniendo de una mujer que es capaz de emborracharse adrede para no tener que consumar su matrimonio.

Durante un instante, Camila permaneció en su asiento como si se hubiera transformado en una estatua. Después, con igual rapidez, se levantó de un salto y miró a Lauren con los brazos en jarras y su metro ochenta y cinco de agresiva.

-Repite lo que acabas de decir... - le ordenó Camila.

-No lo haré - un fuerte instinto femenino hizo que Lauren se batiera en retirada.

-Dices que no consumé... que no consumé nuestro matrimonio...

Las mejillas de Lauren ardían. No podía creer que ocho años después de aquello hubiera tenido el valor suficiente de echarle en cara aquel humillante episodio.

-¿Estás diciendo que no pasó nada entre nosotros la noche de bodas? -los ardientes ojos dorados de Camila se clavaron en el rostro de Lauren-.

-¿Nada... en absoluto?

-No puedo creer que eso sea una novedad para ti -murmuró Lauren con la cabeza gacha, mirando hacia el suelo. La rabia atravesó el pecho de Camila como si fuera una bola de fuego. Bajo sus efectos, sintió un mareo. No podía recordar haber estado nunca antes tan enfadada. Y sin embargo, el descubrimiento que acababa de hacer alejó por fin el oscuro fantasma de la culpa que la había estado atormentando durante tantos años. No había maltratado a Lauren en la noche de bodas. Se sintió liberada. Con un discreto movimiento de cabeza, impidió que el camarero entrase en la habitación con un carrito lleno dé comida.

Apretando la mano de Lauren, salieron ambas de la habitación con ánimo imperioso. Una emergencia inesperada, le dijo al director del hotel. Con sus guardaespaldas caminando detrás y privándoles de intimidad, Camila se dirigió hacia el helicóptero sin ofrecer aún una explicación a Lauren. «¿Qué ocurre? ¿Adónde vamos? ¿Qué pasa con la comida? ¿Por qué te comportas así?». Todas esas preguntas se le pasaron por la cabeza pero la precaución le impidió verbalizarlas en voz alta. ¿Tanto se había sorprendido al recordarle que su matrimonio no había sido consumado? Eso no concordaba con su carácter; el Camila Cabello que siempre había conocido era demasiado impasible como para tener una reacción así.

De vuelta en la granja, Camila abrió de golpe la puerta delantera y entró en la sala de estar dando grandes zancadas. Una llama de ira surgió de sus impresionantes ojos dorados.

-¿Te das cuenta de que, durante ocho años, he estado culpándome por algo que nunca hice? -le preguntó furioso Camila.

-No sé de qué estás hablando -Lauren le devolvió la mirada, con el ceño fruncido por la confusión-.