CAPITULO #23

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Esta es una adaptación de la historia de Lynne Graham llamada "Dinastía Griega".

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-Pero yo sí -una sonrisa provocativa atravesó su atractivo rostro-. 

-Y tengo intención de enseñarte.

Nunca que se le hubiera ocurrido a Lauren tiene que aprender algo nuevo pudiera ser tan estimulante. Estaba inmersa en el placer que la cercanía de Camila le producía. Tenía derecho a tocar y explorar su cuerpo, el desafío de llevarle más allá del punto de no retorno. Lauren notó enseguida lo difícil que era poner rienda a el libido de Camila. Su apolíneo cuerpo estaba recubierto de sudor, sus músculos duros como bolas de billar y, además, estaba temblando. Respiraba rápido y entrecortadamente.

-Ya basta...

-Aguafiestas... -

Lauren le dedicó una lánguida mirada y, lentamente, sonrió. La próxima vez afinaría la técnica, decidió con una recién adquirida confianza. Camila estaba muy excitada. Lauren estaba reclinada contra la almohada como una diosa del sexo, emanando sensualidad natural por cada poro de su cuerpo. De repente, una punzada de celos atravesó a Camila. ¿Era ella quien estaba enseñando a Lauren, o al revés? Para haber perdido la virginidad tan recientemente parecía tener bastante experiencia. Pero, aunque la tuviera, ¿tenía él derecho a quejarse? ¿Quién era ella para ponerse moralista? ¿Por qué perdía el tiempo pensando en todo aquello? No era un hombre posesivo ni celoso. No era uno de esos hombres miserables que sometían a sus parejas a un interrogatorio sobre sus anteriores amantes. Por supuesto que no lo era.

-No es la primera vez que lo haces -se oyó Camila decir.

-Claro que sí es la primera vez -Lauren se rió.

-Tienes que haberlo hecho antes... Tu habilidad es increíble. Pero da igual, no me importa -dijo Camila con una sonrisa tensa. Lauren se apretó contra su esbelto y bronceado torso y jugueteó el vello de sus muslos.

-Me gusta tocarte -dijo Lauren.

-Te deseo -la pulsión sexual que Camila sentía en su interior era tan fuerte como para hacer despegar un cohete. De nuevo, echó el cuerpo de Lauren contra la almohada y la besó hasta dejarla sin respiración. Lauren gimió en busca de aire. En un instante, pasaba de la languidez a una agitación violenta, salvajemente consciente del ardor que sentía. La pérfida boca de Camila y sus dedos expertos coqueteaban con sus pezones, haciendo llover sobre ella un chaparrón de chispas de placer. Una fogosa sensación de necesidad se hizo dueña de la pelvis de Lauren e hizo que ésta se agitara desesperadamente bajo el peso del cuerpo de Camila. Arqueó sus caderas para sentirlo mejor.

-Eres incapaz de controlarte -le dijo Camila con seriedad

-. Yo lo haré por ti...

-Deja que lo hagamos los dos.

-No. Soy de la vieja escuela. Esta es la noche de bodas que nunca tuvimos. Tú quédate ahí tumbada y déjame que te lleve al éxtasis con el placer que voy a darte.

-Hmmm... -Lauren se lanzó contra los labios de Camila y probó otra vez el sabor de su boca. Temblando como reacción a aquel ataque inesperado, Camila rezongó:

-Me estás volviendo loca.

-También es mi noche de bodas -susurró ella mientras le acariciaba las pantorrillas con sus pies. Camila la agarró de las manos manteniéndola prisionera mientras la miraba con sus resplandecientes ojos. Lauren lo miró con sus oscuras pupilas y se humedeció con la lengua el labio inferior haciendo a Camila un gesto de invitación.

Dinastía (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora