Una marea de besos rojos lo recibieron aquella noche.
Besos acalorados guardados secretamente entre los ajustados vestuarios, besos delicados y tiernos arrojados al aire.También habían culos formidables, de todos colores y tamaños, desnudos, fríos y húmedos pegados a largas piernas que también paseaban variadas e irreales, maravillosas, plásticas, artificiales o no, tetas.
Cualquiera pensaría que se desarrollaba una orgía en palabras mayúsculas detrás de bambalinas,pero no, la desnudez estaba justificada, los besos rojos también. Aquello, una orgía, no era ni de cerca tan caótica como lo que en realidad estaba sucediendo en aquel momento.
Todos corrían afanados, se ajustaban unos a otros los cierres, los broches y botones. Se colocaban larguísimas pestañas en su lugar, vociferaban, afinando nerviosos sus voces.
William permanecía concentrado en un rincón conformado por una silla comoda frente a tres espejos de cuerpo entero, con focos en el marco. Las luces del escenario, que le habían acompañado casi toda la vida adulta, le recordaban un pasado al cual se remontaba con una nostalgia aplastante y le lamian la piel blanca de porcelana.
A estás alturas a William o Bill, como lo llamaban sus cercanos, lo único que le interesaba era el tiempo que apenas tenía para poder poner en su lugar aquellos peinados tan estilizados que lo caracterizaban. Sabía que se tenía que hacer eficientemente, había que ser rápido y excelente.
En un lapso de minutos tenía que recoger, alisar y sostener debajo de las pesadas coronas de aquellas divas, algo así como veinte looks distintos, entre pelucas y cabello natural. En resumen estaba ocupado, como siempre desde hacia un tiempo, desde que llegó a Los Angeles.
-Will, mira tus uñas, son una belleza!! No entiendo cómo no se te ha ido una en la cabeza de las chicas.-Aquella morena hizo tintinear algunas perlitas de un increíblemente elaborado peto que se ajustaba a su cuerpo y solo cubría algunas delicadas zonas y dejaba ver a placer, su carne firme, lustrosa, morena.
-¿Te gustan?- le dijo muy entusiasmado porque le dedicará su alegre cumplido- Yo en verdad amo tu vestuario el día de hoy.
Le tendió la mano larga y acicalada.
-William por favor chico!- trono los dedos en el aire, eran una replica de su díseño salpicado de diminutos diamantitos que lo hacian no solo mas llamativo, sino también más dramatico
-No es cierto...- le pescó la mano que reposaba en la silla- ¡me halaga que te hayas hecho mi diseño!
Elevó los hombros con mohin afectado.
-Tienes un gusto excelente y ...sobre mi vestuario, tu ya sabes... Ya sabes que opino William!!- le dijo barriendole de arriba abajo, abiertamente- ese look en negro te va muy bien...Pero... pero si fuera en dorado....
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Soie
RomanceEs una historia ficticia, cualquier parecido con la realidad no ha sido coincidencia. Inspirada en el universo Toll el cual nace de los hermanos Kaulitz. No tiene la finalidad de provocar, seducir o promover el consumo de d-ro-gas, sexualidad explí...