13 - Descansa, bigote

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Juanjo se dirigía hacia la sede de su discográfica con un nudo en el estómago. La noche anterior no había pegado ojo, y las horas de insomnio lo habían dejado exhausto. Apenas había desayunado, incapaz de sacudirse la preocupación que lo consumía. La reunión prometía ser decisiva, y él sentía el peso de cada paso que daba hacia la entrada del edificio. No le habían querido explicar nada, sólo sabía que tenían una propuesta para él, nada más.

El despacho estaba iluminado con la fría luz blanca de los fluorescentes. Sentado frente a una mesa larga de madera oscura, Juanjo se encontró cara a cara con los ejecutivos de la discográfica, rostros familiares pero siempre intimidantes. Nacho, su manager, estaba a su lado, ofreciendo un apoyo tácito pero insuficiente para calmar la tormenta interna que sentía.

—Juanjo, gracias por venir —dijo uno de los ejecutivos, una mujer con un semblante serio y calculador—. Necesitamos hablar de tu carrera. —

Juanjo asintió, consciente de que cualquier interrupción podría agravar la situación.

—Como sabes, tus últimas producciones no han tenido el éxito esperado —continuó ella—. La competencia es feroz y necesitamos una estrategia para mantenerte relevante. Por eso, hemos pensado en algo que puede parecerte controvertido, pero creemos que es necesario. —

Juanjo frunció el ceño, incómodo con el tono que estaba tomando la conversación. La ejecutiva hizo una pausa antes de soltar la bomba:

—Queremos que colabores con Talía, artista de reggaetón muy popular en este momento. — la mujer se detuvo un momento, buscando la aprobación de los colegas que la rodeaban. — Y además, para incrementar el interés, necesitamos que finjas una relación con ella. —

El impacto de esas palabras lo dejó atónito. Reggaetón. Drama fingido. Todo aquello iba en contra de lo que él era como artista y como persona. La rabia comenzó a burbujear dentro de él.

—Eso es ridículo —soltó, incapaz de contenerse—. Yo no canto reggaetón. Y definitivamente no voy a fingir una relación por publicidad. —

Los ejecutivos intercambiaron miradas, claramente preparados para su reacción. La mujer continuó con una voz paciente, casi condescendiente:

—Entendemos tus reservas, pero la realidad es que necesitas esto. Tu último single no funcionó, y los números de tus redes sociales están bajando. Si no haces algo pronto, podría ser demasiado tarde.

Juanjo sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Era cierto que sus últimos trabajos no habían tenido el impacto que esperaba, pero esta solución le parecía una traición a su esencia.

—No voy a cambiar quién soy solo para vender más discos —respondió con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente—. No puedo hacer eso. — continuó. — No lo puedo hacer a Martin. —

La tensión en la sala era palpable. Nacho, que había estado en silencio hasta entonces, intervino con una voz calma:

—Juanjo, sé que esto es difícil. Pero quizás no tenga que ser por mucho tiempo. Solo lo suficiente para recuperar algo de tracción. Esta vez, podemos manejarlo de una forma que no te haga sentir incómodo. — le puso una mano en los hombros, con cariño. — Y por favor, olvídate de Martin por una vez. Ya no estáis juntos, esta cosa pertenece al pasado ahora. Ya está. No puedes arruinar a tu carrera por él. —

Juanjo lo miró, sorprendido y dolido por la falta de apoyo. Recordó aquel episodio muy similar del pasado. En aquella ocasión, había sido una batalla que terminó con una decisión que, aunque menos drástica, también le había dejado una cicatriz profunda. Demasiado profunda.

The time I spent without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora