20 - Ya no te hago falta

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Martin no podía soportar la idea de volver a casa solo, sabiendo que Juanjo estaba en la misma discoteca, aparentemente divirtiéndose con otra persona. El dolor y la confusión lo impulsaron a tomar una decisión impulsiva: hablar con él. Entender lo que estaba pasando. Había bebido demasiado, quizás más de cuatro diferentes cubatas. Después del primero, todo se había vuelto más fácil, pero también más borroso.

Con pasos vacilantes, Martin se dirigió hacia donde estaban los dos hablando animadamente. Cada paso que daba, sentía su corazón latir con más fuerza. Juanjo se veía increíblemente guapo: llevaba unos vaqueros negros holgados y una camisa negra con los tres primeros botones abiertos. ¿Tenía delineador de ojos? Tal vez sí, tal vez no. Martin veía borroso, pero eso no disminuía la atracción que sentía por él.

Cuando finalmente llegó a ellos, la pareja se detuvo bruscamente. La chica lo miró con curiosidad, sin reconocerlo aparentemente. Juanjo, en cambio, se quedó paralizado al instante. Había una mezcla de sorpresa y preocupación en su mirada.

- Martin, ¿qué haces aquí?- , preguntó Juanjo, tratando de mantener la calma.

El menor respiró hondo, intentando reunir el valor para hablar. Su voz era un sollozo quebrado cuando finalmente lo hizo.

- Necesito hablar contigo, Juanjo. Por favor. - , dijo, con los ojos llenos de desesperación.

Juanjo se dio cuenta de inmediato de que Martin no estaba en buen estado. Sus palabras eran arrastradas y su postura inestable. La chica miró a Juanjo, buscando alguna indicación de qué hacer.

 - Ahora no es el momento, Martín. Hablaremos cuando estés sobrio. - , respondió Juanjo con firmeza, aunque con una nota de preocupación en su voz. - Si alguna vez lo estás. - 

Martin sintió que su corazón se rompía un poco más al escuchar esas palabras. No era el rechazo lo que dolía, sino la realidad de su situación, la distancia que se había formado entre ellos.

- Por favor, Juanjo. Necesito entender, necesito... -  su voz se apagó, incapaz de completar la frase.

La chica dio un paso hacia atrás, sintiendo que estaba intrusiva en un momento personal. Juanjo, notando su incomodidad, intentó suavizar la situación. 

- Es mejor que yo me vaya, nos vemos para hablarlo un poco mejor, ¿vale? - dijo al mayor, que asintió levemente. Acto seguido, se dirigió nuevamente al vasco frente a él. 

- Martin, este no es el momento ni el lugar. Prometo que hablaremos, pero no ahora. - 

El vasco cerró los ojos, intentando contener las lágrimas. Sentía que todo a su alrededor se estaba desmoronando. La música de la discoteca sonaba distante, como si estuviera en otra habitación.

- No puedo esperar más, Juanjo. Me estoy perdiendo...- , dijo, su voz apenas audible.

Juanjo se acercó un poco más, intentando estabilizarlo.

- Tú te estás perdiendo? - rió con acidez el maño. - No me digas. Yo también me sentiría perdido con todo el alcohol y las drogas que tomas. -

- Las pastillas son para la ansiedad, me las recetó el médico. - 

- ¿Ahora al camello también se le llama médico? - Sus ojos expresaban pura malicia. Martin casi tuvo miedo.

- Anda, Martin, estás borracho. No podemos tener esta conversación ahora. Déjame llevarte a casa. - continuó el mayor.

Martin negó con la cabeza, pero su cuerpo no cooperaba. Estaba agotado, física y emocionalmente. 

Se giró hacia Martín y puso una mano en su hombro, un gesto de apoyo y preocupación.

The time I spent without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora