Capítulo sete

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Cure o coração

21/10/23

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El sol de Punta Cana seguía brillando con fuerza, pero hoy su resplandor no lograba alegrar el ánimo de Sarah. Se había levantado temprano, con una mezcla de tristeza y determinación. Decidió que necesitaba un día para ella misma, lejos de todo el drama que había envuelto el viaje hasta ahora.

Se puso un vestido veraniego y unas sandalias cómodas, y salió del hotel sin decirle a nadie adónde iba. Caminó hasta un pequeño café cercano y se sentó en una mesa con vista al mar. Mientras tomaba su café, reflexionaba sobre todo lo que había pasado con Richard.

—Necesito un descanso de todo esto —se dijo a sí misma, mirando las olas romper en la orilla.

Después de su café, decidió visitar un spa que había visto en un folleto del hotel. Se regaló una tarde de masajes y cuidados que la ayudaron a relajarse y a pensar con más claridad.

Al salir del spa, se cruzó con una mujer local que vendía artesanías en la calle. La mujer, de rostro amable y ojos llenos de sabiduría, le sonrió y le ofreció una pulsera.

—Es para buena suerte —dijo la mujer en un tono dulce—. Ayuda a sanar el corazón.

Sarah compró la pulsera y se la puso en la muñeca, sintiendo un ligero consuelo en las palabras de la mujer. Continuó su caminata por el mercado local, dejándose llevar por los colores y sonidos vibrantes.

Más tarde, mientras caminaba por la playa, recibió un mensaje de Richard. Decía:

—Sarah, por favor, podemos hablar. Necesito explicarte.

Ella suspiró, cerró los ojos y decidió que necesitaba espacio. Le respondió brevemente:

—Richard, necesito tiempo. Hablaremos cuando esté lista.

Guardó el celular y siguió caminando, sintiendo la arena caliente bajo sus pies y la brisa marina en su rostro. Se encontró con un grupo de turistas que practicaban yoga en la playa y decidió unirse a ellos. La sesión le ayudó a centrarse y a encontrar un poco de paz interior.

Más tarde, mientras exploraba una parte menos conocida de la playa, conoció a un joven local llamado Carlos, que ofrecía tours en kayak. Carlos, con su energía positiva y entusiasmo contagioso, le mostró los mejores lugares para ver la puesta de sol desde el agua.

—A veces, la vida nos lleva por caminos inesperados —dijo Carlos mientras remaban—, pero siempre hay belleza en el viaje si sabemos dónde mirar.

Sus palabras resonaron en Sarah, quien comenzó a ver su situación desde una nueva perspectiva. Al regresar al hotel, se sentía más ligera y decidida a disfrutar de su tiempo en Punta Cana, sin importar lo que pasara con Richard.

Esa noche, mientras el equipo se preparaba para otra fiesta, Sarah decidió quedarse en su habitación. Quería procesar todo lo que había aprendido durante el día y prepararse para el día siguiente. Se recostó en la cama, mirando el techo y pensando en cómo había cambiado su perspectiva en tan solo un día.

—Mañana será un nuevo comienzo —se dijo a sí misma, antes de cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño.

Pero justo cuando empezaba a dormirse, recibió otro mensaje. Esta vez era de Juanfer:

—Sarah, no dejes que esto te arruine las vacaciones. Ven a la fiesta, nos hará bien a todos verte sonreír.

Dudó por un momento, pero luego se levantó, se arregló y se dirigió a la fiesta. Quizás, pensó, rodearse de amigos y buena energía era justo lo que necesitaba para seguir adelante.

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@sarahrodriguez

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@sarahrodriguez: Heal the heart. 💞

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Richard Rios - Um amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora