capítulo três

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Indo para Punta Cana

16/10/23

Ha pasado una semana desde que no veo al equipo, y la verdad es que los extraño más de lo que pensé. Especialmente a Richard Ríos. Aunque apenas nos conocemos, siento una conexión especial con él. Los chicos han tenido unos cuantos partidos, pero he estado ocupada con pasarelas y compromisos. Finalmente, me dieron un descanso, justo a tiempo para las vacaciones que también disfruta mi hermano.

Los chicos propusieron un viaje a Punta Cana, ¡y estoy emocionadísima! Es una oportunidad perfecta para conocer mejor a Richard.

Hoy me desperté con una sonrisa enorme porque tenía un desayuno con el equipo. Me bañé y me arreglé, poniéndome una sudadera beige y unos biker shorts, con zapatos blancos que completaban mi look. Antes de salir, me tomé una selfie rápida en el espejo y la compartí en mis redes sociales.

Mi hermano organizó que alguien me recogiera, y para mi sorpresa, cuando bajé, vi a Richard recargado en la puerta derecha del carro. Me miró de arriba abajo con una sonrisa pícara, mordiéndose los labios.

—¡Hola, Richard! —dije acercándome con una sonrisa.

—Hola, niña linda —respondió él, con una sonrisa que me hacía sentir mariposas en el estómago—. ¿Cómo amaneció la princesa?

—Bien, gracias —contesté con carisma y una gran sonrisa—. ¿Y tú? Hace mucho que no te veía. ¿Me extrañaste?

Richard abrió la puerta del auto para que entrara. Me senté y él se acomodó en su asiento, mirándome intensamente.

—Claro que te extrañé. Extrañé esos ojitos lindos, esa sonrisa encantadora, esos cachetes y tu cuerpo de Diosa —dijo con un guiño.

Me reí ante su comentario mientras ponía su mano en mi muslo y comenzaba a manejar, manteniendo una plática chévere durante el camino.

Llegamos al restaurante y había paparazzis afuera. Richard tomó mi mano para protegerme de las cámaras y nos hicieron algunas fotos. Entramos y todos los del equipo se rieron de lo que acababa de pasar. Saludé amablemente a todos los chicos y a sus novias que estaban allí, y me senté al lado de Richard. Él puso su mano discretamente en mi muslo sin que nadie lo notara.

—¿Listos para el viaje a Punta Cana? —preguntó Daniel Muñoz.

—¡Sí! —respondimos todos al unísono.

Durante el desayuno, hablamos animadamente sobre nuestros planes para el viaje. Mañana estaríamos en el aeropuerto rumbo a Punta Cana. Reservamos el hotel y nos despedimos para ir a nuestras casas a empacar maletas.

Después de terminar de empacar, hice algunas tareas para mis prácticas. Me bañé, me puse el pijama y finalmente me acosté, emocionada por lo que nos esperaba en Punta Cana.

Richard Rios - Um amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora