capítulo cinco

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Desilusão sob o sol do Caribe

18/10/24

El sol de Punta Cana brillaba intensamente la mañana siguiente. Nos despertamos con un cálido resplandor. Me levanté con cuidado de no despertar a Richard, que me abrazaba mientras dormíamos. Sentía la suave textura de las sábanas y la agradable brisa marina que entraba por la ventana. Richard aún dormía a mi lado, con una respiración tranquila y una expresión serena. Decidí darme una ducha rápida y me puse un conjunto de dos piezas elegante: un top de tirantas y una falda larga de volantes con un diseño de flores en tonos azul marino sobre un fondo blanco. Mi cabello largo y liso resaltaba mi belleza y feminidad, perfecto para el día que nos esperaba.

Cuando salí del baño, Richard ya estaba despierto, sonriéndome con esos ojos chinitos que me derriten. -Buenos días, princesa,- dijo, acercándose y agarrándome por la cintura, dándome un pico en la boca.

-Buenos días, niño lindo,-le respondí con una sonrisa. -¿Listo para hoy?-

-Siempre, si es contigo,- me dijo riendo. Me tomó de la mano y me hizo dar una vuelta para ver mi atuendo. -Quien es esta mamacita tan linda ome.-

Reí y él me llenó la cara de picos. -Agradezca que no tengo maquillaje todavía. Donde hubiera tenido maquillaje, me hubiera enojado,- le dije bromeando.

-¿Usted sería capaz de enojarse con esta cosita linda?- respondió él, riéndose.

Él se metió a bañar y salió con un look fresco. Bajamos a desayunar con el resto del equipo. El comedor del hotel estaba lleno de risas y conversaciones animadas. Saludamos a todos y nos unimos a la mesa. Santiago Arias, siempre el bromista, no tardó en hacernos reír.

-Miren a los enamorados,- dijo señalándonos.

-Déjalos tranquilos, hombre,- dijo James medio riendo y medio serio.

-Ah cuál tranquilos si hasta la prensa ya los tiene en la mira," respondió Luis Díaz, haciendo que me sonrojara al ver las fotos que nos tomaron los paparazzis.

Después del desayuno, decidimos pasar la mañana en la playa. El agua era cristalina y la arena blanca se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Richard y yo, como siempre, estábamos juntos. Nos alejamos un poco del grupo.

-Este es un paraíso,- me dijo él, tomando mi mano.

-Claro que lo es,- le respondí. "Me encanta todo esto."

Nos unimos al equipo para jugar voleibol. A medida que el sol subía en el cielo, decidimos regresar al hotel para almorzar. Esa tarde, el equipo había organizado una excursión a una cueva cercana. Subimos a un bote y nos dirigimos hacia nuestro destino. El viaje en bote fue emocionante, con el viento en nuestros rostros y el mar salpicándonos de vez en cuando. Al llegar a la isla, me quedé encantada; encontramos un verdadero paraíso tropical. Pasamos la tarde explorando, buceando y disfrutando de la naturaleza.

Después del almuerzo, el grupo decidió pasar el día explorando la ciudad. Nos dividimos en pequeños grupos y terminé caminando con Richard y algunos otros compañeros. Mientras explorábamos una tienda local, me separé del grupo por unos minutos. Cuando regresé, encontré a Richard hablando con una mujer joven y muy atractiva. Parecían muy cercanos.

-Richard, ¿quién es ella?- pregunté, intentando sonar despreocupada.

-Sarah, ella es Valeria, una amiga. Nos conocimos en un evento hace unos años,- explicó Richard, notando la tensión en mi voz.

Valeria sonrió con un aire de superioridad. -Sí, Richard y yo hemos compartido muchos momentos interesantes,- dijo, mirando a Richard con una sonrisa coqueta.

Sentí un feroz pinchazo de celos, pero decidí ignorar mis sentimientos. La sonrisa de Valeria me irritaba. Me alejé un poco para calmarme y entré a una tienda local para comprar pulseras para los chicos del equipo. Desde la tienda, vi a Richard y Valeria riendo juntos. Algo en mí se rompió, pero decidí volver a ignorar mis sentimientos.

Cuando regresamos al hotel, Richard se acercó a mí. -¿Podemos hablar?- me preguntó.

-Claro,- respondí, aunque mi voz reflejaba duda. Fuimos a un rincón tranquilo del hotel, lejos de los demás. Él tomó mis manos.

-Sarah, lo siento si Valeria te hizo sentir incómoda. No hay nada entre nosotros, te lo juro," dijo, mirándome con ojos llenos de incertidumbre.

-No es solo eso, Richard. Siento que hay algo que no me estás diciendo,- le respondí.

Richard suspiró. -Sarah, lo único que quiero es estar contigo. Lo que siento por ti es real. Por favor, créeme.-

Antes de que pudiera responder, James apareció, claramente molesto. -Sarah, necesito hablar contigo. Ahora.-

Me aparté de Richard y seguí a mi hermano. James me llevó a un lugar apartado y se volvió hacia mí con una expresión grave. -Vi a Richard besando a Valeria en el lobby antes de que fueras a buscarlo,- me dijo.

Sentí que el suelo se abría bajo mis pies. -¿Qué?-

-Lo siento, hermanita. No quería decírtelo, pero creo que mereces saber la verdad,- dijo James, con una mezcla de preocupación y tristeza.

Herida y confundida, decidí confrontar a Richard. Lo encontré en el lobby, hablando con algunos compañeros. Sin esperar, lo aparté del grupo. -Richard, necesitamos hablar. Ahora.-

Nos dirigimos a la terraza del hotel, donde lo enfrenté. -¿Es verdad que besaste a Valeria?-

Richard se quedó en silencio, evitando mi mirada. -Sarah, déjame explicarte...-

-No quiero explicaciones, Richard. Solo la verdad,- interrumpí, sintiendo las lágrimas asomarse.

-Fue un error, Sarah. No significó nada. Fue un momento de debilidad,- confesó Richard.

Sentí que el corazón se me rompía en mil pedazos. -No puedo creer que hayas hecho esto. Confié en ti, Richard.-

Sin decir más, me alejé, dejando a Richard solo en la terraza. Esa noche, mientras el equipo se preparaba para una fiesta en la playa, me quedé en mi habitación, tratando de procesar todo lo que había sucedido. Sabía que las cosas no volverían a ser iguales.

Richard Rios - Um amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora