Capítulo treze

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Sonhos e Desafios

03/11/23

La luz del sol se filtraba por las cortinas de la ventana, anunciando el comienzo de un nuevo día. Richard y yo despertamos lentamente, disfrutando de la mañana.

—Buenos días, mi reina bella —dijo Richard dándome un pico y mordiendo un cachete.

—¡Amorrrr! ¡Auuuu! Eso dueleeee —dije riendo y haciéndome la enojada. Nos quedamos en la cama un rato más riendo hasta que mi hermano entró a la habitación.

—Buenos días, muchachos. Háganme el favor y se paran de esa cama, ya está muy tarde, ome —dijo abriendo las ventanas, dejando entrar aire fresco y haciendo que Richard se meta bajo las cobijas y me abrace.

—¡James Daviddddd! ¡No joda, tan temprano hermanoooo! Eghhhh —dije molesta y riendo.

James llegó y nos quitó la cobija de encima.

—Señor Richard, tiene partido a las 8 de la noche. Y la señorita Sarah... Sarita bella, hermanita preciosa, ¿me querés hacer el favor de cuidarme a Samuel? Tengo que hacer vueltas y mamá no está, ¿siii?

—Tan lambón, obvio sí, con todo el amor del mundo cuido a Samuel —dije con una sonrisa, ya que lo considero como mi hijo.

—Listo, ahora te lo traigoooo —dijo James.

—¿Vamos a jugar al papá y a la mamá? —dijo Richard con picardía.

—Jajajaja, más bien métase a bañar, amor —dije.

Él se fue ofendido. Yo me paré y empecé a organizar la habitación. Justo cuando terminé, Richard salió.

—Amor, voy a mi apartamento un momento, voy a recoger ropa —dijo abrazándome y dándome un pico en la boca—. Te amo, mi amor —dijo y salió.

Me metí a bañar, salí y me puse ropa cómoda. Bajé y vi a Richard llegar.

—¡Mi vida, no se demoró nada! —dije abrazándolo y dándole un pico—. ¿Qué quieres de desayunar?

—Amor, no sé, lo que usted haga le queda riquísimo.

Empecé a cocinar. Nos sentamos a comer y justo cuando terminamos llegó James con Samuel, que vino corriendo a mí.

—¡Tiaaaaaaaa! Te extrañé mucho.

—¡Mi amor bello! —dije cargándolo—. Yo te extrañé muchísimo más, me hiciste una falta enorme, papi. ¿Estás listo para el parche que tenemos hoy?

A lo que él respondió:

—¡Siiii!

—Entonces, no perdamos tiempo. ¡Chócalas! —chocamos nuestras manos.

James se despidió de Samuel, de mí y de Richard, y se fue.

Yo me fui a maquillar y Richard se quedó jugando fútbol con Samuel.

—Amor, ya estoy lista. Vamos.

—Richard, ¿cierto que mi tía Sarita se demora mucho? —dijo Samuel.

A lo que Richard se rió y dijo:

—Sí, claro, pero ella se arregla bonita para mí, ¿cierto, amor?

—Así es, para ti y para Samuel —nos dimos un beso. Íbamos saliendo de casa y nos subimos al carro.

Le puse la sillita de niños a Samuel y me senté. Richard puso su mano en mi muslo. Samuel no paraba de hablar y preguntar cosas.

—Tía Sarita, tengo hambre —dijo Samuel.

—¿Qué quieres comer, amor? —le respondí.

—No sé, quiero un sándwich y un juguito —me dijo Samuel.

Entonces le dije a Richard:

—Amor, paremos en un comedero para que coma Samuel.

Llegamos y Samuel comió lo que quiso. Íbamos para el centro comercial.

Primero le compramos juguetes y camisas a Samuel. Después, él quiso ir a los jueguitos, a lo cual Richard y yo también quisimos entrar. Por último, terminamos comiendo helado.

Íbamos de regreso a casa. Richard estaba asarado porque en 15 minutos tenía un partido. Apenas llegó a casa, se metió una ducha rápida, se vistió y salimos de nuevo al estadio. Llegamos justo a tiempo; él empezó a calentar y Samuel y yo estábamos en las graderías.

El partido comenzó y la emoción en el aire era palpable. Richard jugaba con una intensidad y habilidad que siempre me sorprendía. Samuel estaba fascinado, aplaudiendo y animando con todas sus fuerzas. Yo le tomaba fotos y videos para capturar esos momentos inolvidables.

Durante el descanso, recibí una llamada inesperada. Era mi agente de modelos, emocionado, dándome una noticia que cambiaría todo: había sido seleccionada para una prestigiosa pasarela en París en enero. Sentí una mezcla de alegría y nerviosismo. Sabía que esto era una gran oportunidad para mi carrera, pero también implicaba estar lejos de Richard y mi familia por un tiempo.

Al final del partido, que ganaron, Richard vino corriendo hacia nosotros, sudoroso y feliz. Le conté la noticia y, aunque se mostró feliz por mí, vi una sombra de preocupación en sus ojos. Nos abrazamos y prometimos apoyarnos mutuamente, sin importar la distancia.

Ese día marcó el comienzo de nuevos desafíos y sueños. Estaba emocionada por lo que el futuro me deparaba, pero también consciente de que nuestra relación tendría que ser más fuerte que nunca para superar la distancia que nos separaría.

@sarahrodriguez

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@sarahrodriguez: My favorite breakfast with you.

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COMENTARIOS DESACTIVADOS

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Dios, qué día tan difícil y tan largo. La verdad tenía la mente en blanco y no sabía cómo continuar con las escenas. Perdón por la tardanza. No olviden votar y comentar. Me hace tan feliz cuando veo que votan o comentan; me da muchísimos ánimos para continuar esta historia.

Richard Rios - Um amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora