Capítulo dez

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25/10/24

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Ese día estuvimos todo el día acostados, dándonos besitos y estando súper cariñosos. En ese momento estábamos acostados en la cama viendo una película en mi celular, arrunchados y abrazados. De repente, mi hermano me llamó. Contesté y puse la llamada en altavoz.

—Y entonces Señorita Sarah, me va a tener secuestrado todo el día a Richard. Lo vamos a perder —dijo James, bromeando.

Richard y yo nos reímos.

—Alístense porque en una hora vamos a salir a la playa y a comer. Recuerden que mañana tenemos el vuelo a las 7 a.m. —añadió James, antes de colgar.

—Amor báñese usted primero. Yo miro qué ropa me voy a poner y voy arreglando las maletas y la habitación —le dije.

Él accedió y se metió al baño. Aproximadamente quince minutos después, me estaba llamando.

—Amor, Sarah, ¿me podés pasar mi toalla? Está en el balcón —pidió Richard.

Fui por su toalla, toqué la puerta y él me dijo que estaba abierta. Abrí y metí mi mano para pasarle la toalla sin entrar completamente, pero él jaló mi mano y me metió dentro de la ducha.

—Yo no me voy a bañar solito, tenemos que ahorrar tiempo y agua —dijo sonriendo.

—¡Mira, me estás mojando la pijama! —le reclamé entre risas.

—No importa, esta mujer tiene que bañarse con su hombre —respondió él, divertido.

Richard me quitó la blusa de la pijama y bajó el short, dejándome en tangas. Me abrazó de la cintura y yo apoyé mi cabeza en su pecho. Después de un rato, terminamos de bañarnos y salimos a cambiarnos. Me puse un vestido negro con unos zapatos blancos, mi cabello liso y una cadena de oro con un dije de sol. Cuando terminé, le mostré cómo me veía a Richard.

Él me dio una vuelta, me pegó una nalgada y acercó mi cuerpo al suyo, tocándome las nalgas. Juntó nuestras frentes y me dijo:

—Me encantas, sos una diosa, mi diosa, mi mujer —luego bajó a mi cuello y me dio un beso.

Salimos de la habitación y todos los chicos estaban abajo. Cuando nos vieron, empezaron a hacer bulla y a cansonear a lo cual Me sonrojé, abracé a Richard y oculté mi cara.

—Ya, déjenlos tranquilos y vamos a cenar —dijo James.

Nos subimos al carro, pero no había suficientes puestos, así que me tocó sentarme encima de las piernas de Richard. Cuando llegamos, nos sentamos juntos y él puso su mano en mi muslo sin que nadie lo notara. Empezamos a comer y, al terminar, fuimos a la playa a caminar un rato por la orilla del agua.

Alrededor de las dos de la madrugada, ya todos estábamos regresando al hotel. En el lobby, brindamos por más salidas en el equipo y por los próximos logros. Cada uno subió a sus habitaciones.

Cuando llegamos a la habitación, me puse la pijama, Richard se cambió y nos acostamos a dormir arrunchados.

—Amor, ¿cómo se sintió hoy? —preguntó Richard, acariciándome el pelo.

—Me encantó este día, me siento bien, contigo siento paz, pero aún sigo tocada por el tema de Valeria —confesé.

—Yo sé, amor, soy un completo baboso. Pero le juro que no va a volver a pasar. Yo la amo a usted y no quiero perderla, así me toque preñarla —respondió él riendo,

—¿Me va a hacer un mini usted, o una mini yo?--- respondí riendo.

—Le voy a hacer ambos, así se queda a mi lado por siempre—

Me abrazó más fuerte y me dió un beso suave en los labios. Sentí cómo su mano recorría mi espalda, haciéndome sentir segura y amada. Nos quedamos en silencio, disfrutando de la cercanía y la tranquilidad del momento.

Al día siguiente, despertamos temprano y terminamos de empacar. Mientras Richard cerraba las maletas, yo me miré en el espejo y me aseguré de estar lista para el viaje.

—¿Estás lista, princesa? —preguntó Richard, dándome un beso en la boca.

—Sí, mi amor. Vámonos —respondí, sonriendo.

Bajamos al lobby y encontramos al resto del equipo esperando. Nos subimos al bus que nos llevaría al aeropuerto. Durante el trayecto, Richard y yo nos quedamos juntos, arrunchados en el asiento.

—Amor, Sarah, quiero que sepas que estoy totalmente comprometido a que esto funcione. Te amo y voy a hacer todo lo posible para que estemos bien —dijo Richard, mirándome con seriedad.

—Yo también te amo, bebé. —le respondí, sintiendo una mezcla de esperanza y amor.

Llegamos al aeropuerto y después de pasar por todos los controles, nos subimos al avión. Nos sentamos juntos y Richard me tomó de la mano mientras despegábamos.

—Vamos a estar bien, amor. —susurró Richard, mirándome con ternura.

—Sí, vamos a estar bien —le respondí, apoyando mi cabeza en su hombro.

Nos quedamos así, disfrutando del vuelo y de la compañía mutua, listos para enfrentar lo que viniera juntos.

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@sarahrodriguez

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@sarahrodriguez: Together is my favorite place. 💙

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Richard Rios - Um amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora