Capitulo 11

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"DULCES SUEÑOS EMMA"

Una semana después me encuentro imaginando mi asesinato una y otra vez, como una propaganda en bucle que me aterra pero por alguna extraña razón me resulta entretenida.

Lo bueno.

Ya no lloro por Emma.

Lo peor.

Estoy haciendo un pastel mientras me imagino muerta.

Dejo de batir la crema de mantequilla cuando escucho que tocan la puerta. Un escalofrío me recorre el cuerpo provocando que tiemble.

¡Al fin!

Bueno, mamá y el bebé duermen, así que ojalá que me peguen un tiro en el medio de la frente. Cosa que muera rapido y se vayan todos al carajo.

Abro la puerta y me sorprendo cuando lo veo.

—Hola —saluda Jean Baptiste parado en pórtico con una sonrisa dulce. Se abalanza y me da un beso corto en los labios.

—¿Qué haces aquí? —preguntó confundida ya que dijo que no iba a poder verme hoy.

—Quería verte de nuevo.

Soy consumida por su ternura y formó una sonrisa en mi rostro.

—Pasa, hablemos adentro. Estoy haciendo un pastel ahora.

Cierro con seguro cuando el frances entra.

—¿Quieres un té? —preguntó apresurandome hacia la cocina porque tengo un desastre de platos y utensilios sin lavar.

—Si y también quiero que hablemos.

—Ven.

Hago que Jean se siente frente a la isla que separa la cocina de la sala, pense en sentarlo en el sillon pero estoy ocupada y no puedo vigilarlo desde ahí, él solo mira con curiosidad los botes de tinte para la crema. Me apuro a acomodar un poco los platos que hay que lavar dentro de la pileta y tiro a la basura el papel manteca que use para hornear. Pongo a calentar el agua para el té y tomo dos tazas de la repisa.

—¿Té negro? —pregunto y ruego que elija ese porque es el único que tenemos.

—Si —contesta y cierro los ojos aliviada. Me lavo las manos con rapidez y busco los cuencos para separar la crema—
¿Cuando fue que supiste que amabas hacer esto? -pregunta Jean y sigue cada uno de los movimientos que hago.

—A los quince creo. Lo odiaba al principio porque no tengo paciencia. Fue un desastre, pero lo necesitaba para distraerme —digo y comienzo a poner la crema en los diferentes cuencos para ponerles la tinta.

—¿Distraerte de qué?

—De mis problemas. Tuve una adolescencia difícil.

—¿Tiene que ver con lo que dijo Emma?

Lo miro avergonzada porque esperaba que se hubiera olvidado de eso.

—Si —contesto y me volteo hacia la alacena a buscar mi estuche de espátulas para hacer las flores que van sobre el pastel.

—¿Cómo se conecta la pastelería con eso?

Dejo el escuche sobre la mesada y tomo las dos espátulas que necesito junto con una servilleta limpia para apoyarlas sobre la isla. Miro por unos segundos a Jean, esta muy preguntón hoy.

—Pues, es difícil de explicar —digo tratando de evadir el tema pero la forma intensa en la que Jean me mira mientras espera que hable me derrite—. Cuando paso lo de las fotos un tipo de último año intento abusar de mi en el gimnasio de la escuela, como no pudo me siguió camino a casa con otros dos sujetos y me —. Tomo una bocanada de aire y trato de seguir sin entrar en detalles mientras bato con suavidad la crema para llegar al color que quiero—. Bueno, el quería que vaya con ellos. Obviamente yo no quería así que me las arregle para huir. Y al día siguiente cuando fui al colegio me enteré que les dijeron a todos que tuve sexo con los tres al mismo tiempo. En fin, tenia miedo de salir de casa así que deje de ir a el colegio dos semanas y después me cambiaron a otro, pero la ansiedad y el miedo nunca se fueron. Mamá me enseñó a hornear pasteles porque pensó que era buena idea mantener mi cabeza ocupada en otra cosa. Nunca fui a terapia y por eso, cada vez que me siento desbordada hago esto-. Apunto al pastel y siento que no hay más para decir.

COMO SI FUERAS A DEVORARMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora