Capítulo 1.

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"Lo siento tanto, Thomas."

13 Junio, 2013.

La noche cayendo comenzaba a envolver el paisaje mientras Esteban y Anna se dirigían de vuelta a casa, el trayecto era largo, pero las discusiones sin fin con Anna lo tornaban aún más agotador; Esteban intentaba ahogar las palabras de ella con la música de la radio, pero los gritos de Anna resonaban más alto que la lluvia que golpeaba con fuerza el parabrisas. La mayoría de sus días juntos transcurrían de la misma forma, su relación no era la mejor de todas, ambos con prioridades y visiones del futuro completamente diferentes, Anna deseaba formalizar la relación lo antes posible, mientras que Esteban, prefería ponerle fin y concentrarse en lo que real y únicamente le importaba: su familia.

—¡Deja de atravesarte! —Esteban gritó con desesperación, pues Anna no dejaba de interponerse repetidamente frente al volante.

—¡No hasta que me hagas caso! —replicó Anna, su voz llena de frustración resonaba en el pequeño espacio del auto.

—¡Anna, por favor!, sabes que eso es algo imposible, ¡ahora quítate y déjame ver! —Esteban golpeó el volante con fuerza, tratando de contener su ira.

—Si realmente me amaras no sería algo imposible para ti —Anna lo tomó de la barbilla con insistencia, forzándolo a verla.

—¿Quieres que tu padre me mate acaso?

—Si nos vamos ahora no tendremos que darle explicaciones a nadie —miró fijamente a Esteban, buscando desesperadamente su apoyo.

—Anna, por favor, ¡entiende que no pienso alejarme de mi familia! —la voz de Esteban tembló ligeramente, revelando sus prioridades.

—Pero, ¿ni siquiera por mí? —ella lo miró con los ojos llenos de lágrimas, esperando una respuesta que ya temía conocer.

El largo silencio que se formó cortó el aire tenso dentro del auto, confirmando los miedos de Anna.

—Tu silencio lo dice todo, todavía no puedo creer lo poco que te importo, la miseria de importancia que le has dado a nuestra relación, ¡son tres malditos años juntos, Esteban!, lo único que quiero es salir de mi casa, no soporto a mi papá, y tú no eres capaz de apoyarme —la chica dejó escapar un sollozo, sintiendo como el silencio de Esteban le aplastaba el corazón.

—¿Qué no soportas a tu papá?, ¡ja!, ¡pero si te la pasas quejándote de mi con él, Anna! —reprochó Esteban, recordando todas las veces que discutió con su suegro por culpa de ella.

—De alguna manera tengo que llamar tu atención —admitió, aún con lágrimas en los ojos.

—Eres una manipuladora, y no pienso irme contigo, te llevaré a tu casa, mañana hablaremos con más calma y es todo, ¿te quedó claro? —Esteban habló con firmeza, su decisión ya estaba tomada.

—¿A qué te refieres con qué "es todo"?, ¿acaso estás terminando conmigo? —Anna sintió un enorme vacío formándose en su pecho, ahogándose en sus propios sollozos y suplicando que la respuesta de Esteban fuera otra.

—Si, así es. Ya no puedo seguir contigo, me estás volviendo loco, ni me haces bien, ni te hago bien —se limitó a verla a la cara, pues además de ella, él también estaba sufriendo por esta decisión, pero decírselo a la cara complicaría mucho más las cosas, de manera que terminaría retractándose de sus palabras por tristeza, miedo y culpa.

—¿Por qué creí que podía esperar algo de ti?, jamás has hecho algo bueno por mí —Anna finalmente habló con calma, dejando salir todo su pesar.

Se retiró las lágrimas con las palmas de sus manos y tomó aire para terminar de calmarse, su expresión había cambiado, el coraje que sentía al recordar las palabras de Esteban la consumía por completo, se sentía peor que mal, creía que en la vida de Esteban ella nunca había significado nada, como si de un juguete se tratase, un juguete del que ahora se deshacía sin remordimiento alguno.

Nunca te olvidé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora