"Supongo que no puedo evitar extrañarte."
Los lunes suelen ser días llenos de energía para mí, ya que representan el inicio de la semana, el día en el que puedes planificar los días por venir. Pero hoy no, hoy no es mi lunes. Una pesada melancolía me envuelve, haciéndome sentir atrapado en un muy pequeño espacio.
Incluso en la tienda se percibe una atmósfera cargada de desánimo, cualquiera que entre correrá con el riesgo de salir igual de melancólico que yo.
Desearía no haber venido, pero como siempre, el trabajo prevalece sobre mis emociones. Mi mente sigue procesando las palabras de Julián, aún no puedo asimilarlo del todo, y, aunque no me sorprendió completamente, una parte de mí, ingenuamente creyó que si eran sólo amigos. Ahora me doy cuenta que pensar eso fue algo muy ignorante de mi parte. ¿Pero qué era lo qué creía?, ¿qué se juntaban para jugar a los escondidas y ya?
Pero aún así, no logro comprenderlo del todo, si Benjamín es heterosexual, ¿por qué dejó que lo besara cómo lo hice?, si se aferra tanto a afirmar que no es homosexual, ¿entonces por qué sucedió eso esa noche?, ¿por qué?, esa noche dejó de ser una simple idea mía, la absurda pregunta de todos los días, "¿le gusto también?" se había ido de mi mente; porque justo esa noche, él me había dado la respuesta.
Ahora entiendo que no fue así, que todo lo que pasó fue idea mía, y solo mía, yo creí, yo sentí, yo me ilusioné, yo me enamoré.
Yo.
Soy un completo imbécil por pensar en ti.
Benjamín no merece ocupar un lugar en mis pensamientos, sin embargo, su imagen se aferra a mi mente, aunque intente pensar en otra cosa, es en vano; él regresa rápidamente, como si llegara en una nube diminuta para disipar cualquier otro pensamiento que intente alojarse antes.
—¿En qué estás pensando, menso? —la voz de Josué interrumpe mis pensamientos.
—¿Qué quieres, Josué? —respondo, intentando mantener la calma.
—Mi padre me mandó a revisar si el local no se llenó de ratas.
—¿De qué hablas?, ¿se metieron ratas?
—pregunto, sintiendo una ligera preocupación.Josué asiente. —Sí, de hecho hay una gigante detrás de la caja —hace una pausa antes de soltar una carcajada, pues claro, la "rata" a la que se refiere es a mí—, jajajajaj, buenísimo, ¿verdad?, lo estuve practicando en el camino.
—No es gracioso, Josué —mi voz suena cansada, no tengo paciencia para sus bromas de mal gusto. Él continúa riendo, asegurándose a sí mismo que ha hecho la broma del año, pero su risa pierde fuerza al notar mi falta de respuesta—, vete —le indico con un gesto de la mano, sin ganas de comenzar una discusión.
Josué me mira con ceño fruncido, evidentemente molesto por mi reacción.
—Tú no me dices cuándo irme, esta tienda es más mía que tuya —asegura.
—Es verdad, pero yo trabajo aquí, tú no, y si solo vienes a molestarme es mejor que te vayas —digo molesto.
—No vine solo a eso —rueda los ojos y se dirige hacía uno de los refrigeradores para sacar un Powerade azul, luego se acerca a mí con un pedazo de cartón en la mano—, mi papá me dio esta cosa, dijo que aquí anotaras todo lo que tome de la tienda.
Al parecer le estaré fiando a Josué, anotando todo lo que tome en un pedazo de cartón recortado de una caja de cereal. No puedo evitar reír disimuladamente, pues el hecho de que Josué cargue con ese pedazo de cartón como una señora me hace reír.
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Nunca te olvidé
Novela JuvenilThomas es un chico de diecisiete años que vive junto a su madre, Mina, quien es alcohólica y proyecta constantemente sus pesares sobre él. A pesar de esta carga, Thomas se aferra a la esperanza de demostrar la inocencia de su hermano mayor, Esteban...