"Hey."
"No volveremos a hablar, estoy seguro", vaya, pero si yo mismo fui quien se lo aseguró a Julián, ahora estoy pensando en volverle a hablar, pues, después de todo, quien se comportó grosero primero fui yo.
¿Debo hacerlo?
En realidad, ni siquiera me tomo el tiempo para pensarlo, decido hacerlo.
Espero pacientemente que se llegue mi hora de salida, estoy decidido a ir en busca de Benjamín al terminar mi turno.
Julián va a matarme.
Y faltando tan solo diez minutos para cerrar, entran más de cinco clientes al mismo tiempo. ¿Por qué son así?
—Ehh, disculpen, estoy por cerrar —les digo, apenas en un hilo de voz.
—Ah no te preocupes, yo tan solo vengo por una lechuga —menciona uno de ellos y me muestra la lechuga que ya sostiene en sus manos—, ¿me cobras?
—Adelante —le indico.
Finalmente son cinco ventas más.
Para mi suerte, los cinco clientes se van rápido. Le doy una barrida rápida al local y lo cierro antes de que pueda acercarse un cliente más.
Salgo disparado a la tienda de discos. Antes de entrar, pienso en lo que estoy haciendo, ¿seguro qué es lo correcto?, ¿y si le humilla?, pero vaya, con esto ya me estoy humillando yo solito.
Entro desviando mi mirada a todas partes tratando de encontrar a Ben, no está en la caja. Unos instantes más tarde, me percato de su presencia en la orilla derecha de la tienda, se encuentra limpiando los estantes. Me acerco con calma, él se ve tan concentrado, moviendo el trapo con el que limpia de un lado a otro.
—Ben... —susurro sobre su hombro. Él se estremece y pega un brinco del susto—, ¡lo siento!, no era mi intención asustarte —me alejo un poco para darle espacio.
Él se toma unos segundos para tomar aire y procesar mi tan imprevista llegada.
—¿A qué has venido? —pregunta una vez que se recupera del susto.
—Ben, en verdad siento mi comportamiento contigo la vez pasada, es que, no me encontraba bien, y no me justifico, no era razón para tratarte como lo hice, pero en serio lo siento —me disculpo, hablando con toda la honestidad posible.
—No, no lo era. Pero está bien, de hecho, yo también fui grosero e imprudente, no debí tocar temas que desconozco y no me incumben, discúlpame, Thomas.
Su respuesta me sorprende, de hecho lo está tomado bastante bien. Incluso también se disculpó conmigo, algo que para nada esperaba.
—Pues no, no debiste, pero te estás disculpando y eso lo agradezco —sonrío.
—También yo —me devuelve la sonrisa—, ¿entonces ya estamos bien?
Encojo los hombros, —Supongo que sí.
Y vaya que fue más rápido y fácil de lo que pensaba.
—¿Tienes planes para la tarde? —me pregunta y no tienen idea de lo rápido que mi mente trabaja en un millón de ideas con esa simple pregunta.
—Pues, la verdad es que no, ¿tú si?
Asiente, —Llevaré a mi conejo a la veterinaria.
—¿Tienes un conejo? —le pregunto y Ben vuelve a asentir.
—Tengo varios, pero Gregorio se enfermó hace poco, necesito llevarlo y saber que pasa con él.
—¿Gregorio? —suelto una risilla—, creo que has sido muy injusto al ponerle ese nombre.
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Nunca te olvidé
Teen FictionThomas es un chico de diecisiete años que vive junto a su madre, Mina, quien es alcohólica y proyecta constantemente sus pesares sobre él. A pesar de esta carga, Thomas se aferra a la esperanza de demostrar la inocencia de su hermano mayor, Esteban...