Capítulo 7.

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"El disco que deseo comprar."

—Ayer estaba hablando con mis amigos, aseguran que tu hermano está un cinco por ciento más loco de lo que estaba antes, ¿y sabes qué les dije yo?, que seguro está un diez por ciento más.

Y ahí está Josué, un día más, un insulto más.

—Por mí tú y tus estúpidos amigos pueden irse al demonio, ¿oíste? —suelto furioso, pues sus palabras inevitablemente me hacen recordar al estado confuso de Esteban, me da rabia saber que hablan de él, porque muy en el fondo, me teme el hecho de que puedan tener razón.

—¿Qué rayos te sucede, Mondragón?, ¿crees qué puedes gritarme en mi propio negocio?

—¿Tu negocio? —río—, pero si solo vienes aquí a molestarme, jamás has hecho algo de provecho.

Josué me mira con coraje, —¿Qué te pasa, eh?, que no se te olvide con quien estás hablando, puedo hacer que te despidan en un abrir y cerrar de ojos, y no te..

—¿No me conviene? —termino por él—, resulta que pensándolo bien no estaría tan mal, así por lo menos dejaría de verte la maldita cara.

—Pero no lo haré, no pienso hacer que corran a mi único entretenimiento —confiesa con cinismo.

—¡Eres un hijo de.. —me detengo, razonando mis palabras.

—Exacto, detente, trágate el coraje como siempre, porque ni para defenderte eres bueno. Admirable tu cobardía, Thomas —me observa de arriba abajo y suelta una risilla.

—Si me detengo no es por cobarde, palabras me sobran para defenderme, pero no quiero tener problemas con tu padre.

Josué arquea una ceja, —¿Mi padre?, a mi padre le das igual —vuelve a reír.

—Procuro mi trabajo, Josué. Ahora lárgate y déjame tranquilo.

—En realidad, quien se larga eres tú, ¿necesito recordarte qué tu turno ya acabó, idiota?

—Estás más al pendiente de mi horario que ni yo mismo —marco una sonrisa, haciendo que la suya se borre al instante.

Que momento tan sublime.

—Solo lárgate de mi vista.

—¡Con gusto! —me quito el delantal y lo coloco sobre su hombro, no me quedo a ver como seguramente lo tirará al suelo con coraje, solo salgo.

...

Antes de llegar a casa, decido pasar por varias tiendas, trato de encontrar un regalo para Esteban, algo que sea especial, que lo lleve a los tiempos de antes, que le recuerde la maravillosa persona que siempre ha sido, algo que simplemente lo traiga de vuelta.

Pienso en sus palabras, en lo último que me dijo, ¿a qué cartas se refería?, me muero de la curiosidad, tengo muchas preguntas y tan pocas respuestas.

Pasando cerca de mi parada de autobús, escucho una melodía, en pocos segundos la reconozco, se trata de mi canción favorita; Ámsterdam de Imagine Dragons. Y entonces, mi mente se aclara, Esteban no había mencionado muchas palabras, pero estoy seguro de que escuchó todas las mías. ¡Eso es! Un disco es el regalo perfecto.

...

"La música siempre será el mejor refugio, Thomas."

—Todo el día escuchas música, ¿no te aburre? —le pregunté, Esteban se quitó uno de los audífonos para ponerme atención.

—No. En la música siempre encuentro un refugio, Thomas, en su melodía, en la letra..

Nunca te olvidé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora