⁰⁶l green targaryan.

366 43 2
                                    


❅──────✧❅✦❅✧──────❅

CAPITULO SEIS
" t a r g a r y a n  v e r d e "

      Elara Whitehard se encontraba recostada en un lecho alto, sus movimientos restringidos por las vendas que envolvían su torso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

      Elara Whitehard se encontraba recostada en un lecho alto, sus movimientos restringidos por las vendas que envolvían su torso. La luz del crepúsculo se filtraba a través de las ventanas del castillo Harrenhal, teñida de un tono anaranjado. La brisa fresca del anochecer se colaba por las grietas de la vieja mampostería, agitando suavemente las pesadas cortinas de terciopelo que colgaban del techo. La habitación, sumida en una penumbra melancólica, reflejaba el estado de ánimo de Elara. Los ecos de la discusión con su prima Nimeria aún resonaban en su mente, una maraña de palabras hirientes y reproches que había dejado un amargo regusto en su boca.

La puerta crujió al abrirse y Nimeria entró en la habitación. Su figura esbelta y elegante se movía con una gracia silenciosa, sus ojos, normalmente chispeantes, ahora apagados y llenos de tristeza. Me gire lentamente para mirarla, sintiendo un nudo en la garganta. El silencio entre ambas era pesado, cargado de palabras no dichas y arrepentimientos no expresados.

—Elara —comenzó Nimeria con voz suave pero firme, rompiendo la quietud— Sé que nuestras palabras han causado heridas profundas,  más profundas que las físicas.

Aparto la mirada, incapaz de sostener la intensidad de los ojos de mi prima. —Nimeria, lo siento —susurro, con la voz apenas audible— No tenía derecho a juzgarte de esa manera, no quería hacerte daño. 

Nimeria se acercó, sentándose en una silla junto a la cama. —Entiendo tus preocupaciones, Elara. Pero mi virtud como tú lo llamas, es mi decisión. No debería ser un motivo de discordia entre nosotras.

Asentí con las lágrimas acumulándose en mis ojos, logrando contenerlas con un poco de esfuerzo. —Sé que fui injusta, estaba tan encerrada en lo que creía correcto que olvidé que tú tienes derecho a vivir tu vida como quieras. — Nimeria tomó mis manos entre las suyas, su toque cálido y reconfortante. — Fui cruel y desconsiderada. 

Ambas se quedaron en silencio por un momento, permitiendo que la reconciliación impregnara la habitación. Finalmente, Nimeria rompió el silencio con una sonrisa melancólica. —¿Recuerdas cuando éramos niñas y jugábamos en la nieve? Solíamos pasar horas construyendo fuertes y muñecos de nieve, hasta que nuestros dedos estaban tan fríos que apenas podíamos moverlos.

Sonreí, recordando aquellos días felices. —Sí, y siempre terminábamos volviendo a casa empapadas y riendo. No importaba lo frío que estuviera afuera, siempre encontrábamos calor en nuestra compañía.

—Esos eran tiempos más simples —suspiró Nimeria —Cuando nuestras mayores preocupaciones eran si nuestra fortaleza de nieve resistiría la próxima tormenta.

Elara apretó la mano de su prima, sintiendo una oleada de cariño y nostalgia. — Lo haremos de nuevo, Lyana estará feliz de unirse. 

El momento de reconciliación se cortó, Nimeria, con una expresión ahora sombría, me miro con una preocupación palpable. 

N O R T H  W I N S_____ Benjicot B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora