⁰⁸l the tully.

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CAPITULO OCHO
" l o s  t u l l y "

CAPITULO OCHO " l o s  t u l l y "

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      Elara Whitehard tensó la cuerda del arco, apuntando con precisión a la diana situada a varios metros de distancia. A su alrededor, su familia se reunía en un círculo improvisado, aprovechando un momento de calma en medio del caos de la guerra. Aleric observaba con los brazos cruzados y una expresión de preocupación en su rostro.

—La muerte de Lucerys Velaryon en Storm's End... —dijo Aleric, con voz grave—Fue un golpe terrible. ¿Cómo pudo Aemond hacer algo tan despreciable?

Cedric, siempre el más cerebral, se acercó a su hermano. —No es solo despreciable, es estratégico —respondió Cedric, mientras jugaba con una piedra en sus manos— Aemond sabía exactamente lo que hacía. Desestabilizar a Rhaenyra, sembrar el caos. Lo ha logrado.

Solte la flecha, que voló directamente al centro de la diana. Baje el arco y me uni a la conversación. —Rhaenyra no se dejará vencer tan fácilmente —dije, con determinación en sus ojos— Perdió a Lucerys, pero gano a Harrenhal.

Cassandra asentía mientras afilaba su espada. —Daemon ha sido fundamental en todo esto. Su presencia ha infundido miedo en nuestros enemigos. —comentó Cassandra, con su característico tono fuerte. Nimeria lanzó una carcajada sarcástica.

—Sí, los dragones. Pero ¿qué pasa cuando no pueden volar a todas partes? —dijo Nimeria— No podemos depender solo de ellos. Hemos visto cómo las cosas se desmoronan cuando menos lo esperamos.

Aleric frunció el ceño. —Entonces, ¿qué sugieres, Nimeria? —preguntó—¿Nos rendimos?

—Por supuesto que no.—replicó Nimeria—Solo digo que necesitamos ser más astutos. No subestimemos a nuestros enemigos.

Cedric intervino, su voz calmada pero firme.

—Es cierto. Necesitamos prever sus movimientos. Aemond, Alicent, Otto... son calculadores. Si seguimos reaccionando en lugar de anticiparnos, perderemos más que la guerra. —dijo Cedric, pensativo—Creo que nuestro siguiente paso debería ser asegurar el apoyo de más casas.

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un rojo profundo, como si reflejara la sangre derramada en la guerra. La familia Whitehard se quedó en silencio por un momento, cada uno perdido en sus pensamientos, mientras Elara preparaba otra flecha, lista para disparar. Solte la flecha y esta dio justo en el centro de la diana. Aleric sonrió con orgullo.

—Padre estaría orgulloso de ti, Elara —dijo Aleric, recordando con una sonrisa nostalgica.— Lo odiaba a Otto Hightower, decía que su forma de manipular a Viserys y su competencia desleal eran despreciables. Se aprovechó de la confianza del viejo Rey para tejer su red de intrigas.

N O R T H  W I N S_____ Benjicot B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora