Capítulo 8. Cuestiones

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Los suspiros eran más constantes dentro de la habitación. Riley paseaba sus manos por la espalda de Val mientras esta atendía su cuello, dejando pequeñas marcas por la zona obteniendo suspiros como respuesta. El calor dentro de sus cuerpos empezaba a emanar y la necesidad por contacto físico era más la de hace unos momentos. Los labios de Val encontraron a los de Riley nuevamente en un ritmo necesitado, los besaba con fuerzas dejándolos rojos e hinchados mientras paseaba sus manos por sus muslos cuando de pronto una idea llegó a la cabeza de Val, y en un rápido movimiento tomó a Riley por las caderas para sentarla en sus piernas, provocando que enredara sus piernas en su torso sin desconectar el beso, introducía su lengua explorando toda la cavidad bucal para después morder ligeramente uno de sus labios. El contacto tan aproximado le producía a Riley una oleada de placer en su centro que subía por su estómago empujándola a profundizar aún más el beso. 

Todas estas eran sensaciones nuevas para ella y, aunque le encantaba la sensación, pequeños golpes mentales empezaban a llegar. Ella nunca había estado con alguien antes, ni mucho menos con una mujer; no sabía qué hacer o qué tocar, pero lo más grave de todo es que aún no era capaz de lidiar con la desnudez de su cuerpo. Aún era mucho para ella. 

Riley sintió las manos de Val rodeando su cintura para llegar hasta el cierre de su pantalón, donde desabrochó y bajó el cierre sin mucha prisa. 

—Espera. —Dijo mientras sostenía su mano, cerrando fuerte los ojos. —No puedo...—Habló en un tono débil. 

Val estaba a punto de preguntar por qué hasta que sus casi cristalinos ojos se abrieron mostrando una profunda vergüenza, notando como el pecho de Riley subía y bajaba con angustia. 

—Lo siento. —Murmuró Riley. Val no pudo evitar sentir algo de culpa, sabía esto era un nuevo mundo para Riley, uno en el que ni siquiera se había cuestionado si sería con una mujer. 

Subió sus manos para sostener su rostro entre estas y habló. —No te preocupes, todo está bien. —Dejó un pequeño beso en sus mejillas y la acercó a sí misma. —Puedo esperar. 

Riley correspondió el abrazo atenta a las palabras de Val recodándole que no había hecho nada mal mientras acariciaba su espalda aún desnuda. 

Estuvieron así por varios minutos hasta que Riley tuvo que irse para descansar. Esa noche Riley se cuestionó muchas cosas, ¿Qué era exactamente lo que sentía por Valentina? ¿Es que hacía todo esto porque la admiraba, o porque realmente sentía cosas por ella?

Aunque sabía que la admiración no podía provocarle mariposas en el estómago cada que la veía, no podía hacer que quisiera siempre su atención ni mucho menos querer besarla cada que pudiera. 

 Era difícil querer aceptar que gustaba de una mujer, pero estaba claro que las noches que pasaba sin pegar un ojo por ella no eran simplemente una admiración, por lo menos no más. 

A la mañana siguiente Riley se levantó dudosa en si ir al entrenamiento o no, se sentía avergonzada por lo que había pasado anoche, era la primera vez que se había mostrado tan vulnerable frente a Val y que con tan solo recordarlo le daba un golpe de arrepentimiento y pena. 

A penas puso un pie en el hielo, Val ya la estaba esperando con una sonrisa, se acercó tomando impulso para agarrar la mano de Riley desprevenidamente y dar un par de vueltas mientras reía. Esto fue un acto inesperado para Riley, nunca había visto a Val actuar así con ella, o por lo menos no en los últimos días, pero prefirió disfrutarlo en lugar de cuestionarse más. 

—Te estaba esperando. —Dijo finalmente. —Llegaste más tarde de lo normal.

Los nervios tensaron un poco el cuerpo de Riley, no quería tener problemas como esos otra vez. —Oh, yo...

La Capitana del Equipo                            Riley x ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora