Capítulo 6

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Ezra
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Maldita sea, ¿Quién me manda a cruzar a este mundo?.

Lina se había asustado porque yo había roto un vaso, había cerrado la puerta de su habitación con seguro y, como cereza del pastel, le había puesto seguro a la ventana.

Algo que no hacía nunca, ¿por qué hoy sí? Justo hoy cuando en el hotel harían recuento. Y yo lo había olvidado.

Cada cierto tiempo hacen recuento para asegurarse de que no cruzamos a este mundo.

Obviamente, eran recuentos sorpresa y elegían un día al azar. Que de no ser por Maia no tendría ni idea de cuando son.

En este mundo, ahora estoy arriesgándome al exilio.

De no ser por el mensaje de Eros, no lo habría recordado.

[En 30 minutos es el recuento, Lía me dijo que no estás en tu habitación, vuelve ya de ese mundo]

No podía volver al hotel sin remera y desabrigado, menos en invierno. Pero ahora debía volver y morirme de frío por estúpido.

Solo a mí se me ocurriría dejar mis cosas debajo de su cama.

Hace mucho no pasaba tanto tiempo en casa de Lina.

Normalmente, la espiaba unas horas antes de dormir y luego volvía a mi mundo como si nada, pero hoy me entretuve hablando con ella por el celular.

Ella en su cama escribiendo y yo debajo de ella respondiendo a cada uno de sus mensajes con una sonrisa en el rostro y el celular en silencio.

Tuve que salir de su casa semidesnudo y cagado de frío.

Crucé tan rápido como pude a mi mundo, solo faltaban exactamente 8 minutos para que comenzaran con el recuento.

-Hasta que llegas, maldita sea, tenía el corazón en la boca -dijo Lía cerrando la puerta detrás de ella.

-No finjas que te preocupas por mí.

-No finjo, no me preocupo por ti. Me preocupo por mí y por lo que me harían los administradores y dirigentes del hotel si llegan a saber que tú cruzas a ese mundo y yo no he dado aviso.

-Simple, dices que hace un tiempo estoy raro y no te cuento nada. Te salvas tú y me dejas de molestar a mí.

-Eso les haría dudar de mí -respondió sin darme la cara, y un pequeño suspiro se escapó de sus labios-. Además, no te delataría, y si te molesto con este tema es porque no quiero que nada te pase. Eres mi amigo.

-Mira, te voy a decir lo mismo que le dije a Eros: yo sé lo que hago, sé las consecuencias de lo que hago, y si me pasa algo será por mi accionar. Nada tendrá que ver con Lina; la culpa será mía y solo mía.

-Pero ella te está llevando a ese mundo, y tú obsesión con ella.

-Ella no sabe nada de mi mundo, no sabe lo que soy y lo que hago por verla. Ni siquiera sé si sabrá de aquella leyenda urbana.

-No seas hipócrita, todo ese mundo sabe de aquella leyenda.

-Ella podría ser la excepción a todo ese mundo.

Tranquilamente, ella podría no ser la excepción y aún así la seguiría buscando, la espiaría en cualquier rato libre que tuviera.

Los administradores pasaron y ambos fingimos estar dormidos.

Se supone que ninguno de nosotros debería saber cuándo son los recuentos, pero Maia trabaja de asistente de uno de los administradores.

Unos segundos después, se oyó gritar a uno de los administradores:

-¿DÓNDE ESTÁ MIKEL?

-No... no sé, él... -titubeaba su compañera de habitación.

-HABLA BIEN, ¿DÓNDE ESTÁ MIKEL? -insistió nuevamente.

Rápidamente salimos con Lía hasta la puerta del hotel. No éramos los únicos; casi todos los de ese pasillo se habían despertado por los gritos.

-No sé dónde está, yo creí que dormía.

-¿Eres su compañera de habitación y no sabes si se levanta o no, no sabes dónde está? Dime, ¿no te parece raro todo esto? -contestó el administrador, dudando de ella.

-No sé, él está raro, no me cuenta nada. Creí que era porque hace muy poco había fallecido su mejor amigo, no sé.

-Necesito que me acompañes ahora mismo -le dijo a la chica sin un ápice de compasión en la mirada-. Necesito que te quedes aquí por si regresa Mikel -le ordenó a un guardia que siempre lo acompañaba.

Él solo asintió con la cabeza.

-Vuelvan a dormir, y sepan que si Mikel está cruzando a ese mundo, él estará obligado al exilio junto a ella por ocultarme que lo hacía.

-¿Y SI TE PASA ESO, IDIOTA?-

-¿Y SI UN DÍA MAIA NO SABE CUÁNDO HARÁN RECUENTO?-

-¿Y SI NO PUEDES VOLVER A VERLA?-

Maldita conciencia, baja el volumen o vete a la mierda y no me jodas.

Volví a la habitación, sabía que lía tendría algo que decir al respecto de lo que acababa de pasar.

Ella cerró la puerta al entrar y para mí sorpresa solo se acostó y apago la luz de su mesa de noche.

Tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora